Rentas exageradas
Algunos sabios criollos, cuando abordan el tema de los precios de los combustibles se parapetan detrás de la Ley de Hidrocarburos (Ley 112-000) intentando proteger al Gobierno de las críticas de la población.
La gente sabe que el petróleo no es gasolina, pero percibe también que con una caída tan estrepitosa de la cotización de la materia prima – el barril de crudo – no es fácil aceptar que los precios de sus derivados sigan por las nubes como si nada ha pasado.
Los expertos saben que la relación entre el precio del barril del petróleo y el del galón de gasolina no es lineal, pero el desenganche, la asimetría, la indiferencia entre ambas cotizaciones tampoco tienen que ser tan pronunciada como sucede en el país.
Sostengo que la esencia de esta situación reside en la rigidez de los márgenes y tasas de impuestos que definen el precio final de los carburantes en la Republica Dominicana. Estos factores aparecen indiferentes a la dinámica del costo de la materia prima petróleo y del precio internacional de sus derivados.
Es cierto que la Ley 112 establece el marco general para el impuesto específico, y su reglamento describe los fundamentos del precio de venta al público, pero finalmente el que le pone número a los márgenes a favor de los intermediarios es el Gobierno.
La gente cree que alguien está cosechando beneficios exagerados con el sube y baja de la cotización del petróleo y su dedo apunta hacia el Gobierno que legaliza injustificadas rentas privadas, y de paso extrae cerca de 45 mil millones de pesos al año de impuestos, aparte otros miles con maniobras de la Refinería.
Esta suspicacia pública sobre la opacidad en el negocio de los combustibles no carece de fundamento.
Veamos un ejemplo relacionado. Entre las tres empresas distribuidoras de electricidad (EDESUR;EDENORTE Y EDEESTE) se ahorraron más de 11 mil millones de pesos entre enero y junio de este año, solo por la reducción del precio de los combustibles para generar la electricidad… ¿Qué a donde han ido a parar tantos millones? ¡Quién sabe!