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Luis y la seguridad

 

En La Biblia, Lucas 6:45, se escribe: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”.

Desde hace algunos años, Luis Abinader ha venido hablando abundantemente sobre la inseguridad y la falta de protección de los ciudadanos, incluyendo ricos, clase media, y pobres; urbanos y rurales, jóvenes y mayores, mujeres y hombres, no hay distinción.

El pasado 27 de enero hizo una presentación a la prensa sobre los cuatro pilares de su estrategia para combatir la delincuencia y la inseguridad ciudadana.

Esos pilares son: la reforma – dice radical – de la Policía Nacional, para lo cual solicita agregar 35 mil millones de pesos más al presupuesto de la uniformada; duplicar la asignación de fondos a nuestro sistema de garantías y aplicación de justicia; poner en marcha el programa Oportunidad 14-24 para apoyar la formación técnico vocacional y las iniciativas de emprendimiento de los jóvenes comprendidos entre 14 y 24 años de edad; y el endurecimiento de las penas para casos de crímenes de extrema gravedad.

El caso es que la seguridad ciudadana es una responsabilidad netamente de Estado y su resguardo depende esencialmente, siempre y en todo lado, del poder político, de los gobernantes. En ese sentido Luis Abinader tiene razón cuando afirma que:

“Este es el único país del mundo donde el gobierno conociendo cuanto son y donde están los puntos de drogas, no es capaz de desmantelarlos”.

En su notable ruta de estudio y propuestas por la seguridad ciudadana de la gente Luis contrató en febrero del 2016 al ex alcalde de Nueva York Doctor Rudolf Giuliani, reconocido internacionalmente por que durante su gestión logró reducir la criminalidad en un 70% en esa ciudad.

El PLD debe reconocer que ha fracasado en una materia fundamental para la consumación del Estado de derecho: la preservación de la vida y la garantía mínima para el ejercicio de la libertad de circulación de cada dominicano.

Luis debe insistir, la sociedad lo necesita.

El Nacional

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