Fue durante una evaluación médica rutinaria en su segundo embarazo, que Jenifer González escuchó por primera vez que tenía el corazón del lado derecho. Quedó sorprendida, pues había llevado una vida completamente normal sin conocer que tenía una anomalía congénita.
Esta anomalía lleva por nombre dextrocardia, y al igual que González, muy pocos conocen de ella, pues la dextrocardia ocurre en el 0,01% de población, y tiene un 3-5% de incidencia asociada a enfermedades congénitas del corazón, afectando por igual a hombres y mujeres, explica el doctor Carlos Brito Reynoso, cardiólogo internista.

“La dextrocardia es una anomalía en la que el corazón se encuentra en la mitad derecha del tórax y no en la izquierda como es normal. El corazón se sitúa en la parte media del tórax, con su vértice o ápex (punta) inclinado hacia la izquierda, pero en esta malformación de origen genético esta situación varía y el corazón se ubica inclinado hacia el lado derecho del tórax” dijo el galeno del Hospital Metropolitano de Santiago (HOMS).
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El médico destacó que la dextrocardia generalmente viene acompañada de una anomalía llamada situs inversus (de 125 pacientes con dextrocardia, el 39.2% tienen situs inversus) que consiste en que los órganos se encuentran en lado opuesto al que deberían estar, afectando solamente a los órganos impares, y que se encuentran en un lado determinado del cuerpo, como: el hígado, el páncreas, el estómago y el ciego.
“En algunos casos, sin embargo, también puede ir asociada a situs ambigus, que en este caso puede ser solo uno de los órganos el que se encuentra invertido y los demás se encuentran en sus posiciones normales”.
¿Su causa? El especialista sostiene que es un defecto del desarrollo embrionario, de origen genético. El mismo ocurre durante la cuarta semana del desarrollo embrionario, momento en el que el tubo cardiaco primitivo se dobla a la derecha, cuando normalmente debería doblarse a la izquierda.

Aunque mayormente se descubre como un hallazgo incidental para confirmar las sospechas, el médico puede hacer el diagnóstico con un adecuado examen físico, el cual formar parte de toda evaluación médica.
El profesional de la salud siempre se auxiliará de algunas pruebas como son la radiografías del tórax, el ecocardiograma, la resonancia magnética, el electrocardiograma y la tomografía para hacer un correcto diagnóstico y descartar otras malformaciones congénitas asociadas.
El doctor Brito Reynoso, destacó que sin otras malformaciones congénitas asociadas, los bebés que tienen dextrocardia simple presentan una expectativa de vida absolutamente normal, no presentando clínica o sintomatología asociada a la misma durante su desarrollo.
“Igual los adultos con dextrocardia no asociada a otras entidades pueden llevar una vida completamente normal, siendo esta incluso diagnosticada en la adultez de manera incidental, en el contexto de una evaluación médica” destacó.