Opinión Carta de los Lectores

Diálogo por Haiti

Diálogo por Haiti

Cartas

La convocatoria realizada por el presidente Luis Abinader, para discutir y analizar el tema haitiano, es un paso trascendental y oportuno frente a una de las amenazas más complejas que enfrenta actualmente la República Dominicana.

El deterioro institucional, social y económico del vecino Haití no solo afecta su territorio, sino que repercute directamente sobre nuestro país, con el que comparte frontera, marcada por una creciente presión migratoria, forzada por la violencia, la inseguridad y la crisis humanitaria.

La descomposición del Estado haitiano, dominado por bandas armadas y una clase política permanentemente enfrentada, constituye un desafío geopolítico que trasciende coyunturas electorales o diferencias partidarias. El llamado del presidente Abinader a un diálogo nacional, es necesario, manifestación de responsabilidad histórica.

En este contexto, la participación de los expresidentes de la República adquiere un valor simbólico y estratégico. En el caso de Hipólito Mejía, su integración al diálogo es natural. Además de mantener una armoniosa relación con el presidente Abinader, su partido, el PRM, se encuentra en el poder, por lo que su presencia es una extensión del consenso interno y del liderazgo compartido.

Del expresidente Medina, presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), su participación es relevante. Aunque inhabilitado constitucionalmente para aspirar nuevamente a la presidencia, su peso político es indiscutible y su experiencia de gobierno puede aportar; Ha demostrado que, en escenarios de concertación, suele salir fortalecido, proyectando una imagen de madurez que le permite mantener su vigencia.

El caso del expresidente Fernández resulta más complejo. Su posición es delicada, pues se encuentra habilitado constitucionalmente para competir en las próximas elecciones. Participar en este diálogo implica una combinación de diplomacia y cálculo estratégico.

No puede abstraerse de un escenario en el que se le invita, por segunda ocasión, a debatir un tema de seguridad nacional que exige una visión de Estado y no respuestas coyunturales. Su presencia en la mesa no significa subordinación, sino compromiso.

El presidente Abinader actúa correctamente. El tema haitiano requiere un tratamiento que trascienda las diferencias partidarias. Convocar a las fuerzas vivas de la nación es, además de un gesto político, una necesidad histórica.

Atentamente
Juan Belén

El Nacional

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