Es inexplicable que un país que se perfila como líder del turismo en la región, y trate de convertirse en un referente para los turistas que busquen algo más que playa, sol y arena, tenga en el olvido y el abandono, posiblemente algunos de los monumentos coloniales más emblemáticos y llenos de historia como son los antiguos ingenios coloniales, en este caso el de Diego Caballero.
Ubicado a cientos de metros del ingenio Boca de Nigua, en la provincia de San Cristóbal, las ruinas coloniales de la citada estructura se encuentra a merced de todo aquel que quiera pasar a “marotear”, hacer sus necesidades o simplemente a pastorear vacas. Sin verjas, sin vigilancia apenas con un letrero de identificación esta área está desprotegida de la intemperie y del hombre.
El “Diego Caballero”
Los documentos coloniales de la época afirman que este ingenio era propiedad del regidor y primer secretario de la Real Audiencia de Santo Domingo, Diego Caballero de la Rosa en el año 1538.
Sobre un terreno de topografía irregular en un alto desde donde se dominaba parte del mar Caribe, el que fuera el ingenio más importante de los que existieron en Nigua, y el más moderno para su época, ya que tenía sistema hidráulico, ahora parece ser en un solar baldío.
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Aquí pueden verse aún los canales de abastecimiento de agua para el molino, y están las ruinas conformadas por restos de paredes y cimientos de mampostería y tapiales, un pozo y su pileta, horno y las bases de las ollas. También hay vacas que algunas veces desfilan por una alfombra verde de hierbas y estiércol.
Los ingenios
Los tallos o plantas de la caña de azúcar fueron traída por Cristóbal Colon desde las Islas Canarias en su segundo viaje (1494) y fueron plantadas en la localidad de la Isabela.
Aunque algunos escritos históricos expresan que no es hasta 1503, bajo el gobierno de Nicolás de Ovando, que dos vecinos, en la Concepción de la Vega, uno llamado Pedro de Atienzo produjo rústicamente melaza, y que deberían pasar tres años (1506), para que el otro hombre llamado Aguilón, hiciera los primeros ensayos para cristalizar azúcar.
Un tiempo después Miguel de Ballester, alcalde de dicha población, construyó en1514 un pequeño trapiche para la fabricación de azúcar. Pero no sería hasta el 1516 que los padres Jerónimo ofertaron que a cada familia que decida instalar un ingenio se le presten 500 pesos oro y podrían solicitar formalmente la libertad de entradas de esclavos negros a la isla.
Economía
El cultivo de caña, la producción de azúcar y los ingenios durante el siglo XVI fueron el complejo socioeconómico más importante de la colonización del Nuevo Mundo, siendo la industria más avanzada de su época por la diversidad de actividades que incluía la producción industrial del dulce y sus derivados.