Editorial

Dios provee

Dios provee

El valor de las exportaciones de oro en el primer semestre de este año creció en un 7% en relación a la registrada en 2019, pero el precio de la onza troy se incrementó en más de 300 dólares en el periodo julio septiembre de este año, hasta situarse ayer en US$1,936, con un incremento de un 2,18% sobre el cierre anterior.

A eso se debe que tan dinámico sector minero se convierta, junto al sector de intermediación financiera en el rescatista de la economía nacional sumida hoy en un déficit fiscal sin precedentes.

Se ha dicho sin confirmar que la multinacional Barrick Gold adelantará al Gobierno unos 47 millones de dólares en regalías correspondientes al 2021, sin contar con el pago de obligaciones fiscales derivadas de utilidades registradas en sus operaciones.

En medio de la cruenta crisis económica que afecta al mundo, como consecuencia de la pandemia del coronavirus, el oro se ha convertido en refugio ideal de grandes capitales que se guarecen de la tormenta financiera mediante la compra del metal precioso.

Por esos adelantos en pagos de impuestos y regalías, el presidente Luis Abinader pudo anunciar al país el jueves que su gobierno retiraría todas las propuestas de impuestos insertas en el proyecto de Presupuesto General del Estado, lo que permitió también ahorrar un dolor de cabeza mayor a la población.

Sobre el sector de intermediación financiera debe decirse que, a través de su gran capacidad financiera y logística para promover el crédito, ha sido punta de lanza en los esfuerzos del Gobierno y autoridades monetarias por superar la crisis económica y la recesión generada por la pandemia.

La banca comercial y mutualista cargó sobre sus hombros la tarea de levantar los primeros fortines para contener los devastadores efectos económicos y financieros que acompañaron al coronavirus, al canalizar los subsidios a más de un millón de trabajadores suspendidos y a miles de familias en condiciones de vulnerabilidad.

El oro ha sido para tan acuciante escenario de crisis económica y fiscal, como agua fresca en medio del desierto, más aún porque el precio de ese bien tiene al cielo como techo en un mercado internacional matizado por el incremento de su demanda. Aquí se cumple el dicho aquel de que Dios provee.

El Nacional

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