El ministro de Educación presentó el viernes el protocolo que deberá asumirse en un anunciado retorno a clase presencial “sin precipitación, con serenidad, con prudencia”, y en un proceso “gradual, flexible y voluntario”, en el cual el Gobierno asume junto a la comunidad educativa alto nivel de responsabilidad.
Esa reapertura parcial de docencia cuenta con la aquiescencia del Ministerio de Salud, al certificar que “48 municipios del país están preparados para volver a clases presenciales”, al resaltar que la positividad de la covid-19 ha disminuido de un 22.69% a un 12.01%.
Roberto Fulcar dijo que las clases en modalidad semipresencial se iniciarán el 6 de abril con estudiantes de primera infancia y nivel inicial, aunque aclaró que el modelo de educación a distancia se mantendrá vigente en todo el país.
El funcionario dijo estar consciente de que en algunas escuelas abiertas se producirán brotes de contagios por lo que en esos casos habría que dar marcha atrás, por lo que admite que la apertura de otros centros docentes tendría que corresponder con un seguimiento riguroso del curso de la pandemia.
Falta saber si la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) modifica su posición de hace semanas de que los maestros no retornarían a las aulas en las actuales circunstancias, aunque su inclusión en el programa de vacunación apunta a que esa decisión podría variar.
El retorno parcial a docencia se produciría dentro de menos de un mes, tiempo durante el cual podrían bajar o subir los índices pandémicos, ante lo cual las autoridades educativas han adelantado que darían marcha atrás en caso de que aumente la positividad del coronavirus.
Otro aspecto positivo es que la vuelta o no a clase presencial será siempre un acto voluntario de padres y tutores, tanto del sector educativo público como privado, cuyos hijos tienen la opción de mantenerse en el sistema actual de docencia a distancia.
La decisión de convocar a reapertura de clase de forma limitada, con rígido protocolo sanitario y continua fiscalización puede definirse como un acto de valentía que no subleva la prudencia y que en cierto modo sirve de buena palanca para ayudar al país a levantarse plenamente.

