PEDERNALES.- Los pueblos de la frontera se han convertido en el principal refugio de los haitianos ilegales que viven en fincas y casas de familias, donde reciben un trato humano por parte de los dominicanos.
Quienes conocen bien la frontera aseguran que a los dominicanos no les queda otro camino que aceptar la realidad que vive Haití.
Para los que habitan en esta zona fronteriza, un haitiano y un dominicano llevan sangre roja, por lo que entienden que en la cristiandad hay que darle apoyo.
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Aseguran que no existe discriminación con el haitiano, ya que, al igual que el dominicano, «tienen los mismos privilegios.