Opinión

Dos bloques electorales

Dos bloques electorales

Las entregas de estudios de firmas encuestadoras desaparecen por arte de magia cada vez que al gobierno se le destapa un escándalo y la aprobación del candidato oficialista, el presidente Danilo Medina, sufre baja considerable, como ha ocurrido en las últimas semanas, que, a pesar de la agresiva propaganda en los medios electrónicos, su aceptación está por debajo del 50%.

La intención de votos favorables a la reelección no está en el suelo, pues el actual jefe de Estado cuenta con un 47% y Luis Abinader con un 38% en una de esas encuestas que hacen entidades políticas para consumo interno. Pero Medina autoriza publicaciones de firmas pagadas cuando rebasa el 60%, números con los que posiblemente no vuelva a juntarse más, porque en la contienda de mayo de 2016 (estamos apenas a siete meses) se enfrentarán dos bloques electorales.

Uno de esos bloques lo representa el PLD, con enorme poder económico y mediático, pero con grandes dificultades para la cohesión, porque hay un sector que sigue siendo objeto de humillación, al desmontarles inclusive, en todo el país, simples candidaturas legislativas y municipales. El otro bloque lo representa, naturalmente, el PRM y una serie de entidades menores que conforman el frente opositor.

Ese frente opositor, que lleva de candidato presidencial al licenciado Luis Abinader, tiene serias debilidades económicas y una ausencia casi total en los medios de comunicación social. Su obstáculo electoral está en los segmentos de menor escolaridad y mayor pobreza social, donde llega el grueso del asistencialismo gubernamental.

La mayoría de los analistas politicos —los verdaderos, los que hacen análisis al margen de la pasión y basándose en hechos concretos— dan como favorito al presidente Medina, pero hay preocupación en el equipo reeleccionista, porque por primera vez Luis Abinader se coloca a menos de dos dígitos y la unidad del partido oficial es una incógnita. Nadie puede anticipar el rol que jugará el doctor Leonel Fernández en los comicios.

Y por más exceso de poder que exhiba la candidatura reeleccionista (fanfarria), es un error subestimar la fuerza del voto opositor. Ya lo he dicho en otros artículos: si Luis Abinader logra conectar más con la gente de los barrios pobres y de la zona rural, no se sabe lo que pasaría el 15 de mayo.

El Nacional

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