Un individuo despechado asesinó ayer de seis balazos a su ex mujer en una concurrida avenida del ensanche Naco y luego caminó tranquilamente hasta que fue detenido por un vigilante privado, en uno más de los frecuentes feminicidios que se perpetran en República Dominicana, situada como la nación de Centroamérica y el Caribe con mayor índice de violencia contra las mujeres.
En apenas cinco años (2005-2010), en el territorio dominicano se perpetraron 605 feminicidios dentro del ámbito doméstico, lo que coloca al país como el de mayor prevalencia en número de asesinatos de mujeres a manos de parejas o ex maridos (22 homicidios por un millón), muy por encima de Panamá (15) y Puerto Rico (12).
Durante ese período en República Dominicana se perpetraron mil 153 asesinatos de mujeres a manos de maridos, amantes, pretendientes o delincuentes que previamente incurren en violación sexual, cifras escandalosas que obligan a Estado, Gobierno y sociedad a abordar este drama con más seriedad y mayor profundidad.
El trágico ritmo de feminicidios perpetrados en 2011 apunta a superar el mayor número de asesinatos de mujeres, tanto en ambiente íntimo o doméstico como a causa de la violencia de género, el aciago 2008, que reportó 131 homicidios.
Llama la atención que, según estadísticas recolectadas por la Procuraduría General de la República, la provincia de Santo Domingo representa el núcleo poblacional donde se perpetran más feminicidios, mientras que Santiago reporta el menor número, por lo que también las autoridades deberían analizar el problema a partir de indicadores económicos y sociológicos.
Duele saber que, conforme a una investigación realizada por el Centro Reina Sofía, de España, aquí se experimenta un mayor incremento de asesinatos de mujeres dentro del ámbito doméstico, a pesar del descenso generalizado en el resto del mundo. ¿Cuáles son las razones que generan este torrente de violencia de género?
Una de las causas del angustiante auge de asesinatos de mujeres quedó al desnudo en el estudio de referencia que abarcó a 135 países: seis de cada diez jueces y fiscales no aplican las leyes que prevén o castigan al feminicidio, como lo demostró el asesinato de una menor de 14 años en Moca, a manos de su novio de 17, tragedia que pudo evitarse si el Ministerio Público hubiese dado curso a la denuncia por hostigamiento presentada por sus padres.
