Los 27 países que integran la Unión Europea (UE) han aprobado un programa de austeridad en el presupuesto comunitario que se prolongará por diez años, a pesar de la crisis del euro, la recesión económica y la depresión social que abate al continente que ya tiene 25 millones de desempleados.
En vez de incrementar partidas para que naciones del sur de Europa puedan afrontar la tormenta financiera que los abate, Bruselas acordó reducir a 959 mil millones de euros, algo menos del 1% del Producto Interno de la UE, y 3% menos que el presupuesto anterior, un drástico recorte que continuará por una década.
El Reino Unido impuso lo que en Europa se denomina la política de la tijera, que consiste en procurar afrontar la crisis económica con drástica reducción fiscal en vez de inversiones para promover crecimiento y empleo, como lo había propuesto Francia, España e Italia.
España, por ejemplo, que aspiraba al auxilio comunitario para confrontar la hemorragia del desempleo (seis millones de parados), apenas recibiría una dote de dos mil millones de euros anuales para combatir el desempleo juvenil.
Alemania y Reino Unido han impuesto la pesada línea de obligar a España, Portugal, Grecia, Islandia e Italia a procurar crecimiento, empleo y competitividad, por la vía de reducir gastos y recortar programas sociales, que incluyen seguridad social, educación y transferencias presupuestales a sectores de menores ingresos.
De nuevo se exhorta a Gobierno, Congreso y sector productivo a reflejar la realidad económica dominicana en el drama europeo y, sobretodo, en las fórmulas que se aplican para combatir las crisis económicas y financieras, que en el viejo continente parecen centradas en la fábula de ensenar al burro a no comer.
La canciller alemana, Angela Merkel y el primer ministro ingles, David Cameron, impusieron ante la Cumbre Europea el criterio de sus poderosas economías que se resumen en la tesis de que cada nación en problema debe rascarse con propias uñas y que el único remedio para la crisis es reducir el déficit público a cualquier costo.
La lección que Gobierno y sociedad pueden extraer de la difícil situación por la que atraviesa Europa, sería el uso de un modelo económico que promueva crecimiento, empleo y competitividad, sin que sea necesario, como se ensaya en el viejo continente, enseñar al burro a no comer, pues indefectiblemente moriría de hambre.

