Obreros que reiniciaron las labores de construcción de la segunda línea del Metro de Santo Domingo en el sector de Gualey, tuvieron que salir huyendo ayer en la mañana, cuando los moradores les entraron a pedradas en el momento que levantaban un canasto de varillas. Esta mañana, el área donde se levantan las columnas del Metro en la zona situada entre Gualey y La Ciénaga, no había un solo obrero. A las 8:30 se presentó uno de los ingenieros, que le aseguró a uno de los vecinos que no iban a trabajar.
En el área sólo había un agente de la Policía con una escopeta en la puerta de entrada, contrario a días pasados que se observaron más de diez. Tomás Aquino Pérez (Rubio), y Luis Miguel Matos, voceros de la comunidad donde cayó el canasto de varillas de 180 pies encima de siete viviendas y afectó parcial otras siete, hirió a una mujer recién paridas y aplastó dos motocicletas, justificaron la acción de los vecinos “porque sólo tenemos promesas y no vemos nada concreto”. El canasto de varillas se desplomó el pasado lunes 19, cuando una grúa intentó levantarla para colocarla en una columna del Metro, pero uno de los candados que sostenían la estructura se zafó.
El canasto de varillas se cayó en la zona de trabajo del Metro situada entre las calles San Luis, y respaldo 17 de Gualey, y tras el accidente, los moradores airados lanzaron piedras a los furgones que alojan las oficinas de la empresa Yellow, Imágenes y Arquitectos”, rompiendo cristales, así como a los vehículos.
Los representantes de los vecinos de Gualey advierten que “cuando se haga el desalojo a 40 metros donde se construyen las columnas para el Metro, ahí se va a trabajar, de lo contrario tendrán que matarnos”.
Leonel Carrasco, subdirector de la Oficina de Planificación para el Reordenamiento del Transporte (Opret), había acordado, tras los trabajos del Metro en esta zona llevar cinco días parados, que los moradores le permitieran retirar el canasto de varillas y los escombros para realizar un levantamiento y evaluar los daños.
Empero, Pérez y Matos, dijeron que los obreros levantaron el canasto de varillas e iban a instalar otro sin que la comisión de la Opret iniciara el desalojo de las 150 familias y sin estas recibir el pago por los daños de las viviendas que serán afectadas, pero lo impidieron a pedradas.
Dijeron que la Opret debe terminar de censar las 150 viviendas distantes a 40 metros de los trabajos del Metro, que Pérez afirma “esas familias tienen temor de que se produzca una desgracia mayor.
“Ahí no moverán ni una varilla hasta que no se inicie el desalojo de esas familias que viven próximo a los trabajos del Metro, y si intentan hacerlo con la fuerza, que vengan con ambulancia para que nos saquen muertos a todos”, manifestó Vladimir García, con siete hijos y su cónyuge embarazada de cinco meses.

