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Ecologicas

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Ecología de mercado
“Las agresiones más importantes al entorno natural, lejos de ser un resultado inevitable del desarrollo económico, del funcionamiento del mercado, y de la organización social basada en la libre empresa, ocurren cuando el estado interviene de forma coactiva y se impide el libre ejercicio de la función empresarial”. Un entorno natural deteriorado está constituido por -bienes que se encuentran en la frontera de ser de “libre acceso”, bienes que han sido tradicionalmente libres, y pasan a ser escasos. Como dice Hardin “la tragedia de los bienes comunales”; -bienes que ya eran escasos, y el Estado les impide el derecho de propiedad, volviéndolos bienes públicos. Ambos bloquean el espíritu empresarial necesario para las únicas soluciones posibles a los problemas medio ambientales, las soluciones de tipo institucional. Y así se sigue moviendo un mercado de injusticias y desequilibrios que sólo conllevan a eliminar de manera sustantiva la biodiversidad de una orquesta que cada día pierde un músico importante dentro del espectro.

En ella los procesos empresariales dan la respuesta a través de la introducción de innovaciones tecnológicas, la creatividad empresarial y la información necesaria para gestionar adecuadamente los recursos naturales.

La privatización de los recursos naturales, los derechos de propiedad bien definidos y el uso de los mecanismos del mercado son algunos de los temas planteados en el presente como soluciones para lograr una correcta ecología de mercado. Los movimientos de intelectuales de celuloide que piensan que son ecologistas porque aparecen en medios con opiniones que nadie escucha pues ya estamos hartos de oír soluciones tan fuera de lugar que no tienen asiento ni siquiera en el banquillo de los acusados pues ya fueron condenados por el rumor popular.

Frente a la incongruente retórica “ecologista” viene desarrollándose desde hace años una decidida apuesta por la elaboración de una teoría sobre la ecología de mercado. Relacionar economía y ecología buscando los nexos de unión entre ambas para concluir proposiciones capaces de satisfacer las demandas actuales que la sociedad exige a las ciencias sociales en lo referente a la interacción del ser humano y el medio ambiente en el que habita.

Se nos ha olvidado el término desarrollo sostenible que cada día engloba más los aspectos de ecología, economía y sociología. Es curioso comprobar cómo el discurso conservacionista ha adquirido tintes providencialistas tomando a la naturaleza como elemento estático e independiente sobre el que el Hombre sólo es capaz de infringir un ilegítimo daño. Entienden estos ideólogos de una nueva divinidad que la Tierra es tal y como es y así debe permanecer, aislada de cualquier intromisión racional.

El hombre, como ser racional, dispone de la facultad de perturbar un “equilibrio perfecto” en el que el resto de seres conviven sin maldad. El hombre por tanto no es equivalente a cualquier otro actor del medio natural, de hecho, por ser el único actor, el único que remueve los elementos pretendiendo corregir situaciones de malestar sustituyéndolas por otras consideradas subjetivamente más favorables, introduce un elemento perverso, artificial, egoísta.

El Nacional

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