El óbolo de San Pedro –

El papa Francisco sufre hoy atribulación por la “traición y una infidelidad” de cercanos colaboradores que filtraron documentos del Vaticano que han servido de sustento a dos libros que revelan privilegios en la adjudicación y alquileres de inmuebles propiedad de la Santa Sede.

Aunque “no ha perdido la paz”, se afirma que “el Santo Padre está amargado por la traición de dos colaboradores infieles”, el prelado español Lucio Ángel Vallejo Balda y la laica Francesca Immacolata Chaouqui, que divulgaron papeles confidenciales sobre una investigación ordenada por el propio Papa.

Esos documentos están contenidos en los libros publicados por los periodistas Emiliano Fittipaldi y Gianlugi Nuzzi, que revelan uso o disfrute de inmuebles y recursos del Vaticano por parte de obispos de la Curia.

En una homilía el sábado, Francisco dijo que “es triste” ver que hay sacerdotes y obispos “apegados al dinero”, a quienes instó a que “venzan la tentación de una doble vida”, que en Roma se interpretó como una expresión de pesar y reprimenda ante lo revelado en esas publicaciones.

Para censurar a los sacerdotes y obispos que definió como “trepas, apegados al dinero”, el Papa refirió que el apóstol Pablo, al llegar a Roma termino traicionado por algunos de los suyos, en obvia referencia los colaboradores que filtraron documentos confidenciales.

Desde el comienzo de su pontificado, Francisco ha emprendido una discreta, y sostenida labor de reforma doctrinal y administrativa en el Vaticano, que no parece del agrado de un sector conservador de la Curia, como se expresa en la divulgación de papeles del Vaticano por parte de dos de sus cercanos colaboradores.

La reforma de Francisco incluye poner fin a privilegios en la adjudicación o disfrute de inmuebles del Vaticano y en uso transparente del óbolo de San Pedro, los donativos millonarios que desde todo el mundo se hacen el Papa para financiar obras de caridad.

Los cristianos están compelidos a orar intensamente para que Dios provea a Francisco de gran valor, sabiduría, paciencia y entereza para poder guiar a la Iglesia por buen camino y salvarla de infieles que se acomodan en el pecado.