Editorial

Educación

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Más que irónico, resulta vergonzoso que los voceros de los partidos Revolucionario Dominicano (PRD), Ruddy González, y Reformista Social Cristiano (PRSC), Ramón Rogelio Genao, rechacen la demanda de reajuste salarial de los maestros bajo un alegato tan suspicaz como el de que el incremento de la asignación a Educación es para construir nuevas aulas y mejorar las condiciones de los planteles.

Por menos que se pueda esperar de congresistas que se han atiborrado de privilegios irritantes, que nada tienen que ver con la función de legislar, los argumentos de González y Genao contrastan no sólo con la sensatez, sino hasta con la decisión del Ministerio de Educación de aplicar un aumento de un 15% en el sueldo base de los educadores. Con los incentivos en algunos casos el incremento superaría el 35%.

Si bien es cierto que es necesario la construcción de aulas y mejorar las condiciones de los planteles, no ha de olvidarse, aunque el caso de los congresistas sería mucho pedir, que la “escuela está donde está el maestro”. Por más modernas y equipadas que estén las plantas físicas, es de Perogrullo que sin el educador los estudiantes no aprenden por su cuenta.

Lo ideal fuera que el aumento que reclama la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) pasara por un proceso de depuración para determinar el rendimiento, la capacidad y las condiciones de cada docente. Pero en ese caso las autoridades deben ser las primeras en evaluar su propio sistema antes de medir los resultados.

Que no se esté en condiciones de satisfacer la demanda de un 100 por ciento de aumento que pide la ADP es una cosa. Pero otra muy diferente que el vocero del principal partido de oposición, aunque  sea más bien de fracción, rechace un aumento hasta de un peso bajo el alegato de que los recursos son para construir planteles.

Posiciones tan retrógradas contribuyen a agravar las deficiencias de un sistema educativo, que en las evaluaciones internacionales se ha adueñado de los últimos lugares en matemáticas, lectura comprensiva y ciencia. A los profesores podrá faltarles vocación para cumplir con su misión de enseñar, pero sería injusto considerarlos como los únicos responsables de un problema que tiene mucha tela que cortar.

Por más planteles que se construyan, si el Gobierno no se aboca a mejorar la calidad de la enseñanza no estará en nada. Y para mejorar la calidad de la enseñanza se necesitan maestros bien estimulados, incluyendo ingresos que les permitan satisfacer sus necesidades básicas y superarse.  Por las deficiencias  del actual sistema y el impacto en el desarrollo social y económico el primer gran pacto nacional debe ser el de la educación.

El Nacional

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