El costo del Gran Muro Fronterizo
No es sorpresa el hecho de que los que hablan de la creación de una Gran Muralla en la frontera entre la República Dominicana y Haití nunca hablan del costo de esa aventura. Construir el muro en la frontera entre ambos países no solo sería absurdamente caro, este también acarrearía costos prohibitivos sobre el comercio legal entre ambos países, y todo esto para lograr el improbable objetivo de detener la inmigración ilegal. Los costos de un muro o una simple verja no se limitarían únicamente a su construcción y este, si el deseo va más allá de la simple politiquería, va a requerir ser mantenido y reforzado por vigilancia de alta tecnología, más oficiales fronterizos y soporte de mantenimiento. La República Dominicana puede invertir una fracción de ese dinero en proyectos que en el largo plazo sean mucho más eficientes para detener el éxodo masivo de nuestros vecinos hacia acá.
Para los que no acaban de comprender lo que implica la Gran Muralla Fronteriza, recordamos que la frontera entre Haití y la República Dominicana se extiende 376 kms. Para ilustrar un poco lo que se está proponiendo, la frontera se extiende a una distancia aproximada al equivalente de ir ida y vuelta de Santo Domingo a Santiago, para una vez en Santo Domingo, devolvernos hasta Bonao. Ahora imaginemos esa distancia trazada con un muro que no pueda ser escalado por un ser humano ordinario y ya podemos empezar a tener pesadillas pensando en los costos.
Tomando como ejemplo los gastos incurridos por países que han intentado similar aventura, nos percataríamos que la construcción de una verja, como la que en la actualidad cubre una porción de la frontera entre Estados Unidos y México, en nuestra frontera nos costaría la suma de un poco más de $800 millones de dólares (más del 35% de nuestra deuda externa actual), con los mismos defectos e imperfecciones que ya demuestra esa barrera. Si tomamos los costos analizados por Bloomberg en el 2013 para el sellado efectivo de la frontera entre Estados Unidos y México, un proyecto similar en la República Dominicana para impedir totalmente la entrada de inmigrantes ilegales desde Haití nos costaría unos $3.2 mil millones de dólares al año por construcción, mantenimiento, personal y tecnología auxiliar, o cerca de 5% del PIB. En ambos casos, el costo de este proyecto es simplemente ridículo para lo que se busca lograr.
Por una fracción de ese dinero la República Dominicana y Haití pueden crear y mantener un centro bilateral de comercio con ventanillas únicas para que productores e inversionistas de los dos países puedan obtener permisos para operar, exportar o importar dentro, hacia o desde ambos territorios, así como establecer centros de solución alternativa de conflictos inversionista-inversionista y Estado-inversionista donde tanto haitianos como dominicanos puedan acudir y así protegerse de la inseguridad jurídica que impera en ambos países. Adicionalmente con otra minúscula fracción del dinero que se perdería en un muro se pueden financiar proyectos de cooperación en materia medioambiental, institucional y desarrollo cuyo impacto se distribuya sobre toda la isla y sirva para encausarnos hacia el futuro.