Platón, que da la impresión de haberlo dicho todo y que tuvo ilimitados hallazgos, juzga al cuadrado y el círculo figuras absolutamente bellas.
Ahora es moda pronunciar la voz cuadrado para enmarcar el carácter de personas que no se ajustan exactamente al sentido común, el más equívoco y cambiante de los sentidos.
Hay un malestar, grave, persistente, en la sociedad contemporánea: la tendencia a retroceder en las conquistas espirituales, que suelen confundirse con las religiosas.
A algunas de ellas se las menciona también como rosca izquierda, que no cejan en la persistencia ni ceden fácilmente en una idea fija en la que creen sin apartarse un instante de sus argumentos e ideas.
Tachar, señalar, sentenciar resultan hábitos generalizados de consecuencias variadas.
Averiguar, indagar y lograr ciertos hallazgos se toma un tiempo del que no todos disponen ni todos tienen inclinaciones a ello.
La ley del camino fácil es recurrente.
En realidad, el hombre cuadrado, con los brazos extendidos y los pies juntos, designa los cuatro puntos cardinales en la simbólica más común.
El cuadrado es una importante figura geométrica de las más universales.
Se lo tiene asimismo como uno de los más fundamentales que incluyen el centro, el círculo y la cruz.
Desde la antigüedad es el símbolo de la tierra-mencionada sin la ya probada esfericidad de la tierra (achadata en los polos debido a presiones gravitacionales), en oposición al cielo, del universo y antítesis de lo trascendente.
El cuadrado es figura contraria a la dinámica que se ancla en sus cuatro costados.
Simboliza la detención, el instante afianzado, la idea de estancamiento, de solidificación y asimismo de estabilización en la perfección.
Se lo asocia con las figuras angulosas y con las líneas duras y bruscas.
De ahí probablemente nace la fama de algunas personas de carácter fuerte y temperamentales, difíciles de abordar y duros en la batalla.
Hay muchos espacios de la sacralidad e incluso mundanos que han adoptado esos planos: altares, templos, ciudades, campamentos militares.
Con frecuencia el cuadrado se estampa en un círculo y va desde una colina o una sucesión de colinas.
El cubo central, con sus cuadrados, sus dameros, escuadras y puntos, ofrece una idea del mundo material y creado. Es limitado, se inscribe en el tiempo y en el espacio.
La tétrada, número del cuadrado, es tenido como el más perfecto de los números. Es la cifra de la inteligencia y el de las letras del divino nombre, Allh (Alá).
Los hebreos hacían del Tetragrámaton, el nombre (impronunciable) de la divinidad, Jhvh (Jehová).
(Como en el árabe, la escritura hebrea se vale particularmente de las consonantes).
Por igual la base de la doctrina de los pitagóricos helenos es la Tetraktys, como asimismo el cuadrado de cuatro (dieciséis) la base de su doctrina.
Es este el número del desarrollo completo de la manifestación, el símbolo del mundo estabilizado.
Este desarrollo se efectúa a partir del centro inmóvil. La cruz en el cuadrado es la expresión dinámica del cuaternario.
La manifestación solidificada se expresa por el simple cuadrado.
Simboliza el modo de vida sedentario o civilización, la forma cuadrada de la ciudad.
Las edades del mundo, la vida humana, el mes lunar se ritman por el cuaternario.
En cambio, las cuatro fases del movimiento cíclico se expresan en el círculo.
La división efectuada por los dos diámetros perpendiculares es la verdadera cuadratura del círculo.
La tierra, medida por sus cuatro horizontes, es cuadrada.
Está dividida en sus cuatro regiones, ocupada por las cuatro castas, por los cuatro brazos o las cuatro caras de la divinidad.
Los mandalas tántricos o arquitectónicos, imágenes del cosmos, son cuadrados con cuatro puntos cardinales.
El cuadrado es la figura básica del espacio, mientras que el círculo, como también la espiral, lo es del tiempo.
Devienen cuadradas las logias de las sociedades secretas, con cuatro puertas a las cuales corresponden los cuatro elementos.
El universo chino también lo era, con una serie de cuadrados encajados.
El simbolismo cristiano incluye el gammadion, un cuadrado que encierra una cruz, la síntesis de los dos aspectos del cuaternario.
La cruz figura a Cristo rodeado de los cuatro evangelistas o de los animales que les sirven de emblemas.
Por oposición se encuentran los cuatro jinetes del Apocalipsis.
En la construcción templo hindú el cuadrado significa fijación, cristalización de los ciclos celestes pero puede inversamente significar la inmutabilidad del principio con relación al movimiento circular de la manifestación.
En cambio, en la construcción del altar védico hay un cubo cósmico, la noción primera.
En las teorías platónicas, el cuaternario es relacionado con la materialización de la idea, el tenorio con la idea misma.
Este expresa las esencias, aquél los fenómenos, uno del espíritu, el otro la materia.
El ternario realiza la simbólica de la vertical, el cuaternario pertenece a la de lo horizontal. Uno une los tres mundos, el otro los separa, considerando cada uno a su nivel.
Según Plutarco, los pitagóricos decían que el cuadrado reunía los poderes de Rea, Afrodita, Deméter, Hestia y Hera.