Opinión

El ejemplo de Bolivia

El ejemplo de Bolivia

El presidente de Bolivia, Evo Morales, renunció ayer cuando su gobierno quedó acorralado entre la presión popular y el ultimátum de los mandos militares y policiales para que dimitiera, con lo cual esa nación ingresa al grupo de países latinoamericanos afectados por grave inestabilidad política.

Morales pretendió otro periodo en el Poder a pesar de que en un referéndum la mayoría de los bolivianos votó en contra de su repostulacion, por lo que se agenció una sentencia del Tribunal Supremo en procura de lograr su malogrado propósito.

Las elecciones presidenciales que arrojaron una victoria en primera vuelta del mandatario fueron declaradas como fraudulentas por la Organización de Estados Americanos (OEA), tras lo cual estallaron manifestaciones en reclamo de la dimisión de Morales.

El tiempo dirá si el presidente Morales, quien había convocado a nuevos comicios, renunció acosado por las movilizaciones ciudadanas o como consecuencia de un golpe cívico militar, toda vez que los jefes del Ejército y de la Policía solicitaron su dimisión inmediata.

Lo ocurrido en Bolivia se corresponde con la triste historia de conmociones políticas que desde hace tiempo agobian a América Latina, convertida hoy en el continente con mayores desigualdades sociales y de menor crecimiento económico.

La situación de crisis política o económica afecta también a Brasil, Argentina, Chile, Perú, Venezuela, Ecuador, Colombia y a la mayoría de los países de Centroamérica, razón por la cual el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que América Latina solo crecerá 0,2% del PIB, lo que equivale a nada.

Después de 14 años en el poder, durante los cuales la economía de Bolivia mantuvo un crecimiento promedio superior al 6%, y se redujo la pobreza moderada y extrema, el presidente Morales no supo poner un alto a su ambición o apetito de poder, ni entender que el modelo económico y político se había agotado.

El liderazgo político dominicano, al asimilar la penosa experiencia boliviana debería mancomunar esfuerzos para que las elecciones municipales, congresuales y presidenciales de 2020 se desarrollen con absoluta transparencia y pulcritud, con lo que se conjura el peligro de incendio en la pradera social.

El Nacional

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