El PLD cumplió hace poco 11 años consecutivos en el poder, con una característica muy marcada: se reparte el Estado, puestos, privilegios, exoneraciones y contratos, como si el patrimonio público fuese de su propiedad. El PLD lo hace sin tomar en cuenta las disposiciones constitucionales y legales, fomentando el clientelismo y la corrupción. Se perdió el imperio de la ley.
Funcionarios millonarios de la noche a la mañana, contratos sin trasparencia y concesiones que son evidentemente con intereses particulares, son parte del menú del PLD. Los “súper tucano”, el dinero “perdido” de la Sun Land y las negociaciones con Odebrecht y Andrade Gutierres, que increíblemente se ha llevado la mayoría de las licitaciones, ejemplifican cómo la corrupción ocurre a gran escala y lo turbio tiene el aval de las oficinas del más alto nivel gubernamental.
Con la búsqueda implacable de la reelección, Danilo Medina demostró que con el poder estatal en sus manos, los del PLD no se detienen ante nada, aún cuando el reparto del “Estado-piñata” causa la indignación y la denuncia de quienes creemos en el Gobierno para servir y no servirse. Peor aún, cercena opciones de mejora en la calidad de vida de millones de personas. Que nadie se engañe, la corrupción es un retroceso grave y profundo.
En estos días salieron a la luz exoneraciones de vehículos de motor para militantes del PLD, lo cual se celebró en una asamblea para tales fines, provocando además la protesta de quienes no fueron beneficiados. De todo esto hay pruebas visuales que han salido en los medios, en lo que se desenmascara exoneraciones maquilladas en préstamos financieros.
El pacto de la capitulación del PRD ante el PLD ya ha comenzado a generar los premios del apoyo a la reelección del presidente Medina. El contrato de los terrenos del Teatro Agua y Luz es la mejor demostración de ello. Nueva vez, nula transparencia para asignar contratos, curiosamente a los ahora aliados políticos y electorales. Otra prueba más de la necesaria regulación al proceso electoral, ausente de garantías.
Un día que gana la corrupción, es un día perdido para que el pueblo dominicano tenga acceso a una mejor vida. Por eso vamos a trabajar por la victoria de Luis Abinader, por la necesaria transparencia para el Estado dominicano. Recuperar la verdad, la democracia y la decencia serán nuestra hoja de ruta a partir de agosto de 2016.