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El odio de un amigo

El odio de un amigo

Oquendo Medina

Nadie sabe a ciencia cierta cómo ni cuándo sucedió. El caso fue que su infausta decisión provocó una rápida sensación desagradable entre sus conocidos. Y no fue para menos. Puesto que él siempre había sido un súper privilegiado del líder. Durante años se codeó entre los miembros de la cúpula y eso lo llevó a ocupar posiciones envidiables.

Aconteció que una noche se acostó y tal parece que tuvo un sueño terrible, lleno de espanto y de escenas tenebrosas. Cuentan que hubo un agravante y es el siguiente: el miedo que llegó a sentir durante todo el desarrollo del sueño, de súbito, se transformó y terminó convertido en odio. Algo inexplicable por el momento pero muy verídico.

Posiblemente fue un sueño mucho más sufrible y abominable que el de Gregorio Samsa, aquél personaje de La Metamorfosis, la famosa obra del checo Franz Kafka.

Lo cierto es que nuestro amigo despertó a la mañana siguiente experimentando un odio descomunal en contra del líder que supuestamente él admiraba y respetaba. Es como si no le perdonara el haberse convertido en el único gran líder de proyecciones internacionales que hoy día tenemos los dominicanos después de las partidas de Bosch, Balaguer y Peña Gómez.

Ahora a mi amigo el odio lo ciega y le brota por los poros. Vive obsesionado. Su resentimiento lo delata. Su odio se ha convertido en una enfermedad mortificante que no le permite actuar con prudencia.

Parece atrapado en medio de un círculo de odio. Su ensañamiento lo está llevando a presentarse como un verdugo de sus propios sueños. Con razón se afirma que es portador de un odio arraigado en lo más profundo de su alma. Esa es la verdad. ¡Qué lástima!

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