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El sentido común

El sentido común

Chiqui Vicioso

En la generalidad de los casos la gente tiende a plantear el sentido común como excusa para su falta de enérgica y efectiva actividad.  Por ejemplo, quienes juegan a los procesos electorales tienden a no “arriesgarse” porque la “mayoría” piensa así o asá, y puede “negarles el voto”, como si la mayoría dictara las leyes del sentido común, y no generalmente de la ignorancia, violencia, racismo, sexismo y clasismo.

Quien no quiera creerme que lea la historia de la mal llamada “mayoría silente” de USA y su horroso historial de abusos, excesos y desmanes en todos los sentidos.  La guerra que inició “el sentido común” Hitleriano contra la humanidad costó millones de muertos.

En ese “sentido común”, o falta de sentido común, estoy pensando en estos días cuando escucho a dirigente políticos plantear barbaridades de todo tipo sin que nadie le salga al frente y les diga oiga eso que usted plantea es inaceptable desde todos los puntos de vista, como el famoso planteamiento de Genao frente a la reducción de la penalidad por violaciones sexuales.  Un movimiento feminista sin “sentido común” lo hubiese linchado simbólicamente en medio de todos parques del país, y para ello hubiese mandado a fabricar muñecos con su imagen en papiermaché, porque el humor es también otra forma moral de linchamiento y sin imaginación nunca asaltaremos el cielo.

Ahora, “el sentido común” provoca que toda una serie de líderes permanezcan callados frente a la bravuconería de supuestos nacionalistas del patio que están cometiendo uno de los crímenes de lesa humanidad más terribles en todos los sentidos, comenzando con el bíblico (atención Obispos y Pastores que tanto defienden la vida):  la expulsión de mujeres parturientas (no importa sin son de Marte), en abierta violación a nuestras leyes migratorias que explícitamente prohíben actos de esta índole contra la niñez, mujeres embarazadas y envejecientes, y ni hablar de la Carta de los Derechos Humanos.

En ese sentido, felicito a José Horacio Rodríguez, único Diputado que ha señalado la violación a las leyes migratorias dominicanas y  planteado lo que todo el mundo sabe:  que si aquí se aplicara la ley laboral de 80 trabajadores dominicanos por 20 extranjeros este país no estuviese “invadido” de haitianos, que son los que recogen el 95% de la producción agrícola y el 90por ciento de quienes construyen nuestros edificios, porque es más fácil para un capitalista local importar mano de obra indocumentada en masa que bregar con los  dominicanos y sus derechos.

Pero ahí, Luis Abinader, juega a la demagogia y yo, que quiero respetarlo y admirarlo, lucho contra mi indignación para no espetarle que no se sume a una campaña innombrable contra mujeres parturientas.