Opinión

El supermercado

El supermercado

Desde tiempos históricos, filósofos, pensadores, líderes, religiosos se han expresado acerca de la condición de inferioridad de la mujer. Aristóteles decía que la mujer era un hombre imperfecto, que la mujer es pasiva y receptiva y el hombre es activo y el que siembra. El código hindú dice que al nacimiento de un varón, el padre debe festejarlo con cantos sagrados y fiestas religiosas mientras que en el nacimiento de una hembra reina el más profundo silencio.

En el Islam la violencia contra la mujer pasa desde los latigazos públicos, la ablación, la lapidación y la muerte por el honor de la familia.

El honor se fundamenta en la mujer. Según cuentan, Dios creó a la mujer de la costilla de Adán y para colmo es Eva la que provoca el bocado a la manzana. La manzana de la discordia. También la de Blanca Nieves. Menos mal que apareció Newton con su manzana. Y en tiempos de la modernidad hace su aparición la manzana de Apple.

San Pablo se ocupó de poner a la mujer en “su sitio” cuando dice que el varón es la cabeza de la mujer. Definitivamente San Pablo dejó a la mujer “descerebrada”. Se le prohíbe pensar. Parecería que en el mundo actual los conceptos emitidos siglos atrás siguen siendo norma para el sexo masculino.

Luego del escándalo por abuso sexual protagonizado por el magnate del cine de Hollywood, Harvey Weinstein, las denuncias de violación, acoso, y abuso se expanden como la verdolaga en el mundo.

Artistas, políticos, instituciones públicas, organizaciones humanitarias, empresarios, la Iglesia Católica, (decía mi padre, “debajo de la sotana hay pantalones”) periodistas, intelectuales y la lista no termina, se han enfrentado a las denuncias de violación, acoso, además de la violación a menores.
Surge el movimiento Me Too.

Luego del escándalo en la Iglesia Católica chilena por los casos de abusos sexuales, dice el Papa “¿cuántas veces las chicas necesitan venderse como un objeto desechable para tener un puesto de trabajo? ¿Cuántas veces? Y agrega, “en los programas de televisión, revistas, periódicos, vemos a las mujeres como objeto de deseo, de uso, como un supermercado”. Parecería que asunto no “es la economía, estúpido”.

El Nacional

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