El Primer Ministro y no el Presidente de Haití, es el responsable de escoger los miembros del Gabinete. Además es responsable de diseñar e implementar el Plan de gobierno. Este sistema de dirección política, marcha bien en algunos países, pero no en Haití, en donde el permanente conflicto, reduce la eficacia en la gestión administrativa del Estado, y la efectividad de la Justicia.
El Presidente y los Representantes del Congreso son elegidos por voto directo, sin embargo, el Primer Ministro es seleccionado por una negociación entre el Presidente y los Congresistas. Las desavenencias surgidas entre los actores, y los cambios frecuentes de Ministros y Programas, se manifiesta en una débil capacidad de reacción y de anticipación gubernamental, que le impiden adaptase a las exigencias de una gestión moderna y un mundo en constante evolución.
Los Legisladores son elegidos por cupos, que se renuevan, en elecciones cada dos años. Martelly no las celebró con el vedado propósito de gobernar sin tener que negociar con una oposición fraccionada en muchos partidos pequeños que imposibilitan llegar a acuerdos de consenso. Para las próximas elecciones presidenciales del 25 de Octubre, se inscribieron un total de 157 (Ciento cincuenta y siete) candidatos, en tanto que la población que vota no llega al 30% del total de habilitados.
Entre los diez favoritos se encuentra la candidata del Partido Lávalas, y Arístides su líder mentor, recientemente rompió su silencio para respaldarle. Su nombre es Maryse Narcisse, médico brillante, incorruptible, con estudios de medicina en la Universidad de Tulane (USA) y según sus datos biográficos, es descendiente del ex presidente dominicano Manuel Jiménez, quien se exiló y murió en Haití.
La estabilidad de Haití, y la transición hacia un Estado Moderno es la aspiración de la Comunidad Internacional y aunque seriamos nosotros los más beneficiados, poco contribuimos para lograr esta meta. La JCE con su moderna tecnología, debería ofrecer su asistencia técnica al proceso en Haití.