Los expertos señalan que la temperatura en el Atlántico Subtropical está más caliente que nunca, por lo que también prevén que existe un 71% de posibilidad de que un huracán mayor impacte la costa este de Estados Unidos.
Santo Domingo.-El calentamiento del océano es la principal fuente de energía para la formación de ciclones tropicales en la cuenca atlántica, y debido a esa situación, los expertos en meteorología pronostican que en la próxima temporada ciclónica 2022, que inicia el primero de junio, al menos un huracán de categoría mayor impactará a la región del Caribe.
Los expertos señalan que la temperatura en el Atlántico Subtropical está más caliente que nunca, por lo que también prevén que existe un 71% de posibilidad de que un huracán mayor impacte la costa este de Estados Unidos.
En lo que respecta a la zona del Golfo de México, la posibilidad de que un huracán potente golpee la zona es de 46%, una cifra menor, pero que no deja de ser peligrosa.
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De acuerdo a predicciones del Departamento de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Colorado (CSU), en la próxima temporada de huracanes en el Atlántico se registrará 19 tormentas con nombre, esto es con vientos máximos sostenidos de 39 millas por hora (63 km/h o más), cifra por encima de la media de 14 tormentas.
El pronóstico para el 2022 es de cuatro huracanes mayores, es decir con viento de un mínimo de 111 millas por hora (178 km/h).
En la venidera estación ciclónica, que inicia el primero de junio y concluye el 30 de noviembre, se registrarán al menos nueve huracanes, esto es, con vientos de 119 kilómetros por hora (74 millas).
La República Dominicana está ubicada en el trayecto de los ciclones tropicales, que inician su recorrido en las costas de África y concluyen o en el Golfo de México o la costa este de Estados Unidos.
Estos fenómenos provocan muchas muertes y daños materiales en la región, debido a su poder destructivo desplegado con sus fuertes vientos y la gran cantidad de lluvia que dejan a su paso.
George (1998) fue el último gran meteoro que impactó de lleno a República Dominicana, donde dejó una estela de destrucción que no se registraba desde que el huracán David afectó al país en 1979.
