Opinión

En el monumento

En el monumento

Deshumanización
En la tarde del lunes, un nuevo hecho de feminicidio se produjo en Santiago. En la comunidad de Hato del Yaque aún están estremecidos por el hecho en que resultó muerta, Rosana Inoa, de 28 años de edad. Esta mujer era expareja de su asesino José Santiago Uceta. Ambos habían procreado tres hijos quienes tienen edades de 12, 11 y 8 años.

Ese irracional descuartizó a la mujer y se repite la misma historia. Ella había sido denunciado por violento y por los maltratos que le había infringido. Hasta públicamente la víctima se había quejado de que el verdugo quería mantener unas relaciones con ella a la fuera. Este hecho me trasladó al reciente caso de José Rafael Osoria, un hombre de 42 años, muerto por una herida de su mujer Joseline del Carmen Osoria Batista, de 38 años, caso del cual escribí aquí hace dos semanas.

Otros hechos de violencia producidos sucesivamente hablan de una enfermedad que va dejando a su paso luto y dolor a familias de esta zona. Con amenazas del Procurador General de la República de que el que maltrata a una mujer va preso nada se ha resuelto. Con anuncios de la ministra de la Mujer de iniciar campaña contra los violentos, nada se resuelve. Pasan los días y esta pesadilla sigue dándonos en la cara. Estos hechos me llaman la atención porque nos hacen ver como salvajes.

Nos deshumanizamos ante una realidad que nos invita a despertar ante estas crudas realidades. Los estudios hechos en América Latina y el Caribe, indican que el feminicidio. Las relaciones de pareja son las más peligrosas (incluso cuando la relación ha terminado). Varias de las mujeres asesinadas habían decidido separarse, luego de soportar durante años los golpes y agresiones de sus cónyuges.

La negligencia e incapacidad de las instituciones para hacer frente a los actos de violencia hacia las mujeres sigue látigo cruel. Preste mi voz y mi presencia a para una campaña que en los próximos días presentaran organizaciones que luchan contra este mal de la violencia y los feminicidios. Tenemos que hacernos conscientes que hay que aunar esfuerzos para tratar de evitar más muertes. Los esfuerzos deben estar encaminados a erradicar esta enfermedad.

Haitianitos

Han regresado a las calles de Santiago los traficantes de menores haitianos. Los he visto con infantes pidiendo limosna a conductores de vehículos en diversas instituciones. En uno de estos lugares, el Día de Nuestra Señora de las Mercedes conté ochos haitianitos algunos en brazos de mujeres utilizados en la mendicidad.

Lacera ver esta realidad, no porque muestre la cruel realidad del vecino, sino porque se trata de niños. Parece inhumano negarle una moneda, pero más inhumano es saber que esa víctima no recibirá el beneficio de mi bolsillo. Ahí está esta realidad en las calles de Santiago y el silencio cómplice se mantiene.

El Nacional

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