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ENFOQUE SEMANAL

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El papel de la Junta Central Electoral
Es indudable que pese a las críticas interesadas de algunas organizaciones políticas o de personas que responden a intereses particulares la Junta Central Electoral está haciendo un gran papel con vistas a los comicios municipales de febrero y congresionales y presidenciales de mayo del próximo año.

Para sustentar esta opinión basta con señalar que en un país que apenas supera los 10 millones de habitantes, contamos con 26 partidos reconocidos y ocho partidos o movimientos, y una confraternidad cuyo reconocimiento está pendiente de una sanción positiva, lo que nos da una idea del arduo trabajo que habrá que realizar en apenas 6 meses para diseñar e imprimir las boletas que representaran a estas organizaciones y muchas de la cuales todavía están en veremos.

Esto se explica por qué hay muchos partidos y movimientos que se constituyen no con el propósito de ir a medir fuerzas con las llamadas instituciones mayoritarias, sino que se integran con el propósito de satisfacer las apetencias o ambiciones de determinados grupos o personas para quieres su interés particular esta por encima del interés general de la nación.

Son muy pocos los países si es que haya alguno que estén habitados por la misma cantidad de personas que la República Dominicana y sin embargo tenga registrado un mínimo de 34 organizaciones y movimientos que se proponga verdaderamente concurrir a los comicios del próximo año.

Estas combinaciones de partidos y movimiento solo tienen explicación en que muchos de nuestros seudo dirigentes nacionales provinciales y municipales, tal como dice el refrán prefieren ser colas de ratón o sea alcanzar una regiduría, que ostentar la presidencia vicepresidencia o alcandías de una demarcación importante ya que se conforma con el boroneo en lugar de ocupar una posición preferencial.

Claro está que la Junta Central Electoral no es una moneda de oro para gustarle a todo el mundo, ya que siempre habrá personas a quienes las elecciones no les interesan un bledo y prefieren abstenerse de votar, antes que acudir a formar una larga fila y perder su tiempo sabiendo como lo saben, que ni ellos ni sus simpatizados irán a ninguna parte en los comicios de febrero y mayo del 2020 y prefieren hablar mal de los organizadores de la elecciones aunque en esta tarea estén dedicados hombres y mujeres de una seriedad a toda prueba, y por eso se dedican a tratar de desprestigiarlos sin lograr su objetivo.

El Nacional

La Voz de Todos