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Escándalo del siglo

Escándalo del siglo

Elvis Valoy

Como un terremoto mediático es que hay que reconocer al ocasionado el domingo pasado la denuncia del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), en donde la entidad informativa sacó a la luz pública casi 12 millones de documentos que demuestran la burla que cometen una gran parte de los millonarios en varias partes del mundo, los cuales sitúan sus incontables riquezas fuera del alcance del fisco, mayúsculo escándalo que toca al presidente Luis Abinader.

En asunto impositivo nadie puede argüir desconocimiento, pues el pago de impuestos está justificado hasta en la Biblia cuando Jesucristo dijo, “Darle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

Después de todo, es harto conocido por la población que en nuestro país, solo la clase media está obligada a carabina, a pagar las cargas tributarias estatales, pues desde el gobierno, haciendo uso del manido recurso de la palabra contradictoria pura y simple, se busca justificar el triste hecho de esconder inmensas fortunas en paraísos fiscales, enajenando de esa manera al Estado Dominicano de recursos que bien servirían para la construcción de escuelas, acueductos, hospitales, etc.

No está contemplado en ningún código de la humanidad que si alguien mata a un ser humano y confiesa su crimen, eso lo redime del pecado.

Mientras sin recato, las autoridades persiguen inmisericordemente a la ciudadanía para que pague hasta el último centavo en tributo…al mismo tiempo se hace de la vista gorda con algunos ricos y acaudalados, que utilizan los “offshore” como relicario para hacer sus capitales invisibles, demostrando una vez más que las leyes son únicamente para los pobres.

En la República Dominicana hay casos de familias empresariales que están sentadas en el banquillo de los acusados por evasión de impuestos, pero sin embargo, la diosa Temis, antes que ser ciega, es tuerta y parece mirar solo para un lado. Igualmente, bienes muebles e inmuebles están gravados de forma tal que nadie se libera de su no pago. Pero a pesar de todo esto, colocar una parte de la fortuna en otras latitudes, violando cánones y leyes del país, no es transparente ni institucional.