Si nos llevamos de lo que dijo el presidente Medina en su discurso ante la Asamblea Nacional el país anda bien. Para él, nada o casi nada, anda mal. Viviríamos en el país de las maravillas. Según su lógica, con su lista de realizaciones la gente debería estar contenta y esperanzada.
La verdad es que el presidente no habló de muchos temas de los que tenía que hablar. La ciudadanía se quedó esperando que el presidente se refiriera de manera responsable a problemas de fondo que la afectan en su vida de todos los días y que perturban la marcha del conjunto del país. Me referiré primero a algunos de los temas que sí abordó el presidente. El mandatario repitió su promesa de que el problema eléctrico estará resuelto en el año 2016. Esto no es cierto y él lo sabe. Aparte de reiterar su compromiso con la equivocada decisión de construir plantas de carbón, no es verdad que éstas estarán listas en un plazo relativamente breve y que sean una solución al déficit eléctrico. No responde a la verdad que los trabajos de construcción de esas plantas se hayan iniciado; todavía no tienen financiamiento y ningún contrato se ha firmado para edificarlas. Si se construyeran efectivamente, lo que constituiría un grave error, no estarían listas antes de 2018 o 2019.
Si bien la instalación de una terminal de gas en San Pedro de Macorís es un paso positivo, las inversiones realizadas y las medidas tomadas en 2013 para enfrentar las pérdidas de energía son francamente insuficientes y no garantizan la concreción de las promesas presidenciales de energía suficiente y barata para el año 2016. Por otro lado, el presidente se empeñó en pretender demostrar que la seguridad pública mejoró en 2013 con relación a los años anteriores. La gente no lo cree. Y no es verdad que el sistema 911 va a resolver los problemas de una Policía Nacional desacreditada. Definió su gobierno como incluyente y como propiciador de la cohesión social cuando las cifras del Banco Central demuestran que aumentó el desempleo en 2013, las remuneraciones reales disminuyeron y el encarecimiento de los precios hizo más difícil la vida de la gran mayoría de los dominicanos y dominicanas.
En realidad, el discurso el presidente Medina fue un discurso completamente evasivo que dejó de lado aspectos fundamentales que el ejecutivo estaba en la obligación de abordar. Mientras crece la conciencia ambiental en el país, el presidente de la República demostró de nuevo que la insensibilidad ambiental es una característica fundamental de su gobierno: ignoró el reclamo nacional a favor de Loma Miranda, insistió en clavarle una daga al corazón de la República con la carretera asesina del ambiente de Santiago a San Juan y recalcó su compromiso con las contaminantes plantas de carbón.
Max Puig
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