Editorial

Etapa crucial

Etapa crucial

Al cerrarse el plazo para la inscripción de candidaturas a ocupar cargos de jueces en la Suprema Corte de Justicia (SCJ), Tribunal de Garantías Constitucionales y  Tribunal Superior Electoral, se  ingresa ahora  a la crucial etapa de selección  de esos magistrados a escogerse entre 285 aspirantes.

Aun si represar en la ciudadanía adecuado caudal de conciencia sobre la trascendencia de tal elección, es menester que  los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, a cargo de esas escogencias, se despojen toda pasión o prejuicio y señalen las mejores opciones sobre la base de  capacidad, probidad, entereza e independencia.

Partidos políticos, grupos corporativos o litorales de  influencias de la sociedad civil deberían abstenerse de  incidir de manera desbordante en la  elección de tales o cuales  magistrados previamente  comprometidos a defender sus intereses, porque  de lo que se trata es de  conformar las instituciones sostén de la democracia y del orden jurídico.

Se requiere que todos y cada uno de los aspirantes a  ser nombrados en  cualquiera de las altas cortes sea rígidamente depurado y que sus hojas de servicio público o privado no motiven la menor duda en términos de preparación  académica, experiencia profesional, honradez personal y deseo de servir.

Es verdad que son netamente políticos los puestos de jueces de la Suprema Corte, Tribunal Constitucional y Tribunal Superior Electoral, pero no se confunda  esa acepción que nace del hecho de que  tales funcionarios son escogidos por un órgano- Consejo de la Magistratura-, cuyos miembros son escogidos por elección  directa o indirecta, con una distribución de canonjías partidarias.

Esta segunda ola de reforma judicial debe cumplir su cometido de creación y consolidación de  cortes  y tribunales que serán ojos y oídos del orden constitucional, rectores y custodia de una sana administración de justicia, que incluye  la garantía de celebración de elecciones libres y transparentes.

Sobre los hombros del presidente Leonel Fernández, quien preside el Consejo de la Magistratura, recae la responsabilidad histórica de dirigir un proceso de selección  de jueces ejemplar, sin que ninguno de esos magistrados sea escogido en base a perfiles pre fabricados o a componendas partidarias.

La sociedad  toda está compelida a vigilar muy de cerca  todo lo relacionado con  el nombramiento o ratificación  de los magistrados de las altas cortes, en el entendido de que  los jueces seleccionados serán vigilantes  de los altares de la democracia.

El Nacional

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