POR: Chiqui Vicioso
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Evangelina en Santiago
Este sábado, ocho de marzo, a las ocho de la noche, se presentará en el Centro León, de Santiago mi obra de teatro Andre Evangelina, auspiciada por el Ministerio de Cultura y la Corporación Zona Franca Industrial de Santiago, sobre la primera médico dominicana y pionera, ¡en 1929! de los programas de educación sexual, la capacitación de las parteras empíricas y las trabajadoras sexuales.
La obra se estrenó el 25 de noviembre, en Bellas Artes, con el auspicio de los Ministerios de Educación y Cultura; de la Embajada de Francia, en Casa de Teatro y en el Centro Perelló, de Baní, con el objetivo de dar a conocer a esta extraordinaria mujer negra, oriunda de Yuma y criada en San Pedro de Macorís, cuya inteligencia e integridad le costaron prácticamente la vida durante la dictadura de Trujillo.
En Santiago, la obra se presenta en apoyo a la Fundación Mujer e Iglesia, la cual ha abierto el primer refugio para mujeres víctimas de violencia, en el legendario barrio de Los Pepines, en un esfuerzo de un grupo de mujeres de fe.
Es una felicidad llevar la obra a Santiago, donde espero que mi madre, María Luisa Sánchez viuda Vicioso, esté sentada en primera fila, como siempre lo hizo con mis otras obras, desplazándose de la placidez de su jardín y su barriada en El Embrujo para apoyar a la hija que intenta estar a su altura, como poeta y como mujer, tarea harto difícil.
Santiago es Santiago, dicen. Yo espero que esto sea verdad y que la comunidad médica, como la de Santo Domingo, que nos apoyó con la rueda de prensa en la Asociación Médica Dominicana, y cuya presidenta estuvo con nosotros tanto en el encuentro con los y las periodistas, como en la obra, diga presente en este homenaje a una médico cuya memoria enorgullece a todos los dominicanos y dominicanas, estableciendo como valor fundamental de la carrera el servicio a los y las demás, la entrega, la salud de la gente, altar en el cual se ofrendan la propia salud y la vida.
Hagamos de esta presentación una fiesta del espíritu, un encuentro con lo mejor de Santiago, que reafirme los valores de la comunidad santiaguera: la hospitalidad, la fraternidad, y la solidaridad a toda prueba.
En mi caso, es retornar a la ciudad que me vio crecer, a mis viejas amistades escolares de la Nexa, a mi tropa Scout número 53, a las inolvidables jornadas de la Juventud Estudiantil Católica, a laprovinciana inocencia, al viejo fragor, a la vieja esperanza de que juntos podemos construir un mejor país, nación solidaria con los hombres, pero sobretodo con quienes llevan el país al hombro: nuestras mujeres.

