La palabra es el don concedido por Yavé al homo sapiens, la versión más moderna de los homínidos, para comunicarse, entenderse y acoplar su relación en sociedad.
La palabra no necesariamente traduce ley, pero es lo más próximo a su contenido, y los yanquis, gendarmes de la aldea global, conceden un nivel más alto de la palabra a la escritura, al proclamar righ, and dont forget, escríbalo, y no lo, olvide, porque la memoria en el homo sapiens es tornadiza, y por eso los monumentos, lápidas y el Barón del Cementerio.
El introito, a propósito de la entrega a Diario Libre de marzo dos último de la autoría del escritor José Rafael Lantigua, el ministro de Cultura más aportador es la historia de ese ministerio, ponderando la justeza de ACROARTE conceder el palmarés del Gran Soberano a Pedro Núñez del Risco, santiaguense fuera de serie como creador, compositor de canciones y sobre todo, comunicador por excelencia y maestro de ceremonias exquisito.
Con calificativos que definen con maestría de radiólogo del alma como nadie ha superado nunca al eximio judío Stefan Zweig ó al no menos genial Fedor Dostoievsky, buzos insignes de la conciencia, a Yaqui Núñez del Risco, que por una de esas incongruencias incomprensibles é inaceptables de la crueldad del vivir es privado de la voz que le hizo famoso é icono de las grandes multitudes, José Rafael Lantigua desgrana arpegios de ponderaciones alusivos al inmortal comunicador y maestro de ceremonias.
Cita a los inmortales del micrófono criollo que con su talento concitaron la fijación en la tarima del gran público, como Bruno Pimentel, Jaime López Brache, Luis Acosta Tejeda, Francisco Grullón Cordero, María Cristina Camilo, Homero León Díaz, Osvaldo Cepeda y Cepeda y el colosal Ramón Rivera Batista, fuera de serie y sin reprisse.
La memoria, repito, es tornadiza, voluble, y se vaporiza como el alcohol hisopropílico, entonces es menester recurrir al mármol y al bronce, y también a la palabra.
Lantigua incurrió en algunos lapsus, que atribuyo al no siempre reposo con el que se elabora la entrega de un artículo al periódico, y en este caso debo añadir a la lista de orfebres de la palabra, omitidos involuntariamente por el ilustre mocano que como Papy Estrella Rojas vino a la capital a cenar y se quedó para impactarnos a todos, a figuras estelares de la palabra y príncipes del micrófono como Julio César Félix (Bubito), José Antonio Núñez Fernández, el maestro de ceremonias más culto que he conocido, fino articulista, interlocutor de los quilates más altos, así como a Ellis Pérez, el santiaguense ilustre que comenzó a los l7 años ha destacase en l953 con El Hit Parade por HIZ, cada domingo a la una de la tarde.
Orfebres de la palabra en rol de presentadores fueron Mac Cordero, José Joaquín Pérez, Rafael Corporán de los Santos (El Viejo Corpo) y Tito Campusano (El Guapo), y los relevos bruñidos de esa pléyade del reciente ayer son Jochy Santos, Roberto Salcedo, Roberto Angel Salcedo, Tania Báez, Milagros Germán, Jatna Tavárez, Mariasela Alvarez y la promesa en ciernes de Iandra Fermín.
Sed justos, lo primero, si queréis sed libres, sentenció el unigénito Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte y Diez.