El presidente Donald Trump no declaró ninguna guerra y ni siquiera se refirió al tema de Venezuela en su discurso anoche a la nación, en desmentido a lo que había adelantado en la mañana el influyente periodista conservador Tucker Carlson, cuya errada información colmó de preocupación a Estados Unidos, a los venezolanos y a la comunidad internacional.
Las cadenas de televisión, periódicos y plataformas mediáticas se mantuvieron atentaS la supuesta orden de intervención militar que anunciaría Trump, pero el mandatario dedicó su comparecencia a resaltar logros económicos y sociales que atribuye a su gestión de once meses como inquilino de la Casa Blanca.
En la víspera, Trump ordenó el bloqueo militar al ingreso y salida de Venezuela de barcos petroleros sancionados, otras cuatros supuestas narcolanchas fueron hundidas en aguas del Pacifico, y los secretarios de Estado y de Guerra rehusaron exhibir el video sin editar del remate perpetrado con un segundo misil a tripulantes heridos en una embarcación.
Al decretar un bloqueo a buques petroleros de esa nación, Trump reclamó de Venezuela la devolución de “todo el petróleo, las tierras y otros activos que anteriormente nos robaron”, o de lo contrario la presión militar seguirá creciendo “y el impacto para ellos será como nada que hayan visto antes”, lo que alimentó la versión de que anoche anunciaría una declaración de guerra.
También Marco Rubio y Pete Hegseth defendieron en el congreso estadounidense la legalidad de bombardear por segunda vez a una embarcación que había quedado a la deriva por el impacto de un primer misil, pero rehusaron presentar un video sobre el suceso, bajo el argumento de que se trata de un material extremadamente secreto.
Por todo lo acontecido antes del discurso de anoche del presidente Trump, como la incautación de un barco petrolero, cierre del espacio aéreo, bloqueo militar a las exportaciones venezolanas de petróleo, hundimiento de supuestas narcolanchas, y el despliegue de portaviones, buques y submarinos en el Caribe, prevalece la preocupación de que ese conflicto escale a confrontación bélica.
República dominicana está compelida a mantener ojo avizor sobre lo que acontece en el mar Caribe porque aunque sólo se ha involucrado en la lucha contra el narcotráfico, prevalece el riesgo de que su nombre se mencione en eventuales operaciones relacionadas con el cerco político y militar impuesto por Estados Unidos a Venezuela.
La falsedad de la revelación hecha por el periodista Carlson sobre una supuesta declaratoria de guerra que anunciaría anoche el presidente Trump representa una nota de alivio para todo un continente que aboga por el empleo de la diplomacia y la negociación como resolución al conflicto entre Venezuela y Estados Unidos, aunque aún se requiere cruzar los dedos.

