José F. García Lara
Coronel de la Policía
Los estudios del tránsito y transporte de vehículos identifican en esta actividad tres elementos fundamentales, el factor humano, la vía y el medio de transporte; pero es sin lugar a dudas el ser humano, el elemento más importante de este escenario del cual todos formamos parte, unos como conductores, otros como peatones, algunos como pasajeros o vendedores y los agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET), que son los encargados de cumplir y hacer cumplir las leyes sobre la materia. Es cuando se producen fallas en el desarrollo de esta actividad social, que podemos identificar cual de los elementos citados anteriormente ha sido la causa del accidente o del trastorno en el flujo de vehículos por las vías públicas, y si estudiamos detenidamente este fenómeno, podremos darnos cuenta, que el factor humano es el elemento fundamental.
La falta de educación de los usuarios de las vías públicas se manifiesta de distintas maneras, tales como, conductores de vehículos públicos que se detienen en el centro de la vía a tomar un pasajero o a conversar con otro conductor, motociclistas que conducen de manera temeraria, conductores y peatones que no respetan las señales de tránsito, ni a la autoridad, así como agentes displicentes que no exigen el cumplimiento de la ley, y lo que es peor aún, la falta de mecanismos para hacer eficaz la ejecución de la sanción correspondiente. Es esta última razón la causa fundamental del caos del tránsito en nuestro país. Si nos detenemos a analizar la conducta que es exhiben los dominicanos cuando transitan por las vías públicas de otros países, podemos darnos cuenta que en la mayoría de los casos son respetuosos de las leyes de tránsito de esos países.
La razón de este cambio de actitud y de conducta se debe a que en otras naciones no es posible violar la ley de transito sin recibir la sanción correspondiente, a diferencia de lo que ocurre entre nosotros, donde cruzar una luz roja o estacionarse en un lugar prohibido es parte de la cultura dominicana.
Hace más de una década que visitamos la ciudad de Madrid, España, en ocasión que asistíamos a un seminario sobre “violencia contra los menores” auspiciado por la Agencia Española de Cooperación Internacional, en aquel momento nos impresiono la organización del tránsito y la conducta que exhibían en ese escenario los ciudadanos madrileños.
También nos llamo la atención, el hecho de que más del ochenta por ciento de los vehículos que circulaban en esa urbe eran de color blanco, al preguntar sobre este particular, alguien nos dijo, que el vehículo color blanco era según un estudio, el que tenía el más bajo índice de accidentes, porque era capaz de verse en la oscuridad y con las luces apagadas; además la pintura blanca era la más barata.
El problema del tránsito era multicasual, que muchos lo atribuyen a la falta de educación ciudadana, otros a las condiciones de las vías y de los vehículos; sin embargo, nosotros preferimos exigirle al ser humano el cumplimiento de la ley. La solución a este problema no es exclusivo de la policía, ni de la AMET, ni de los ciudadanos, ni aún de los jueces y fiscales, sino de todos.