Cada 21 de enero, con motivo del Día de Nuestra Señora de la Altagracia, protectora de la nación, resplandece dentro y fuera del territorio el fervor religioso del dominicano a través de distintas manifestaciones.

Las misas y peregrinaciones al santuario de la basílica de Higüey para la gente expresarle su devoción, agradecerle la iluminación para la solución de algún problema o simplemente pedirle que derrame sus bendiciones ante cualquier vicisitud recogen el sentir de amplios segmentos.

Desde mucho antes de su coronación, hace mañana un siglo, el pueblo ha creído en cualidades milagrosas de su patrona, de quien se conservan imágenes en los hogares. Se le reza y le prenden velas para que proteja de todo mal y oriente siempre por el camino bueno a los seres queridos. Como es tradición miles de personas de todos los confines del territorio se trasladarán a la basílica de Higüey a través de los más diversos medios para testimoniar su fe a sus poderes espirituales.

La conmemoración del centenario de la canónica coronación de la madre protectora otorga más connotación a la liturgia de una santa conectada históricamente con las tradiciones y creencias del dominicano. Además de clamarle que derrame su bendición sobre la nación, específicamente sobre los más necesitados, hay que pedir a la madre espiritual que interceda para que la gente se vacune contra la pandemia de la covid. Y para que se respete el protocolo sanitario que se ha adoptado para reducir la propagación del virus.