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Fiscal y trata haitianos

Fiscal y trata haitianos

Hugo A. Ysalguez

El procurador fiscal de la provincia Valverde, cuya común cabecera es Mao, ha dado ejemplo de patriotismo por su inflexible aplicación de la ley 137-03 sobre el tráfico ilícito y trata de personas, logrando reducir significativamente el cruce de indocumentados, sometiendo a los infractores y a sus cómplices e incautando los cuerpos de delitos (jeepetas) y automóviles de lujo) que son usados en la comisión de las acciones delictivas.

Debido al amparo de la nueva ley 63-24, que modificó la citada norma, los haitianos están buscando otras rutas para cruzar a Santiago y otros lugares del país para levantar ghettos, y vivir ilegalmente, sin formalidades requeridas por la ley, agregándose a una población que cada día se fortalece, poniendo en riesgo la propia existencia de la República, cuyos habitantes parecen indiferentes frente al problema.

El fiscal de Mao, licenciado Víctor Manuel Mejía Rodríguez, sigue la persecución contra el tráfico de personas, ahora con marco legal que le permite salir de la frustración que sentía con los jueces que rehusaban aplicar la prisión preventiva, como medida retener a los transgresores hasta agotar todo el proceso penal, evitando la incomparecencia por motivo de fuga y otras variables.

Ahora los imputados enfrentan penas de 20 y 25 años, pudiendo llegar 40 por reincidencias y otras agravantes, y añadiendo un elemento nuevo que es la imprescriptible, lo que permite la investigación y persecución durante toda la vida del sujeto del crimen.

El magistrado Mejía Rodríguez planteaba la necesidad de un instrumento de esa magnitud que le permitiera al Ministerio Público trabajar con herramientas que para elaborar los expedientes que se caigan ante los jueces, y lograr sentencias condenatorias que garanticen los cimientos en que descansa la Patria que hoy están peligro por las amenazas de fuerzas extranjeras, que pretenden fusionarnos con Haití.

Un nuevo marco regulatorio que no hay excusas para su ejecución con todo rigor, y frene, detenga y castigue, de manera ejemplar, a los impenitentes violadores de la ley que no aman su suelo y se dedican a las odiosas prácticas de ganar dinero, profanando el decoro y la dignidad de la Patria, que hoy más que nunca requiere del valor y el sacrificio de sus hijos para conservar este terruño que tanta sangre han derramado héroes y mártires.