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Fracaso de la izquierda

Fracaso de la izquierda

Chiqui Vicioso

Si lo primero que enseña el marxismo es a buscar en el análisis de nuestra historia, la reciente y la pasada, los elementos que han motivado a nuestro pueblo a involucrarse en la lucha por sus reivindicaciones, es inconcebible que los partidos de izquierda dominicana no buscaran en el programa de la gesta del 59, de Liberación Nacional, la fuente y guía de sus acciones.

Ese programa a mi ver aún no se realiza, porque ni el PLD se nutrió de esa fuente, que sintetizaba lo más avanzado del pensamiento político dominicano, inclusive de la Constitución de Cádiz, donde genera la nuestra del 1963, que si estudió Don Juan Bosch para sustentar sus propuestas con respecto a la mujer, trabajadores, y campesinado, entre muchos otros postulados.

Si a la juventud, aislamiento, incultura política, desconocimiento de la teoría marxista, represión generalizada, improvisación, descuido e irresponsabilidad juvenil, valentía, osadía, y “cojones”, se añade la sofisticación de los aparatos de represión del mal llamado Primer Mundo (alimentados por los cuadros de la Gestapo reclutados por la CIA e Inglaterra), entonces se entiende el “fracaso” de cierta izquierda, que no es más que el fracaso de lo nuevo intentando abrirse paso en las arcaicas y probadas estructuras centenarias de dominación. Por eso, las feministas siempre han solicitado un solo derecho: el de equivocarse, como lo han hecho los hombres en todos los sistemas, hasta ir refinando lo que son hoy sus estructuras de dominio.

En el caso del vil asesinato de Miriam Pinedo, el cual provocó el distanciamiento del MPD de la gente más idealista, encontrar dos cuerpos desnudos en una habitación podía significar una relación pasional, o un escenario cuidadosamente construido para asesinar al Moreno, cuya testigo principal, Miriam, no debió sobrevivir para contar lo sucedido. De ahí que después de que saliera del coma que le provocó, Plata se ensañara con ella.

La famosa cinta donde “confiesa” no tiene ni tuvo validez, porque lo que provocaba era el horror de quienes la escucharon (¿objetivo de la CIA?), y oyeron los gemidos de una mujer sometida a la peor de las torturas.

Pena que aquí sigan pululando los asesinos de la época de Trujillo, caso de los asesinos de las hermanas Mirabal, uno de los cuales hasta intento escribir un libro que Minou prontamente denunció; y entren y salgan como perros por su casa gente como Manolo Plata, a quien han visto en eventos políticos realizados en el país.

Es lógico que así suceda, cuando nunca se han depurado los organismos de represión del Estado de psicópatas y asesinos; de agentes que operan en aeropuertos y claro que los identifican y dejan pasar, a fin de cuentas son viejos compañeros de “lucha”.