Franklin Mieses Burgos, uno de los poetas dominicanos más influyentes del siglo XX, es reconocido por su obra que conjuga elementos del surrealismo con una profunda sensibilidad hacia la condición humana. Su poesía, atravesada por imágenes oníricas, asociaciones libres y una subversión de la lógica convencional, se enmarca dentro de la tradición surrealista, un movimiento que desafió las normas literarias y buscó liberar la creatividad del subconsciente.
El surrealismo, nacido en Europa bajo la influencia de André Breton, encontró terreno fértil en Hispanoamérica en la primera mitad del siglo XX. En una región marcada por una rica diversidad cultural y complejos contextos políticos, los escritores vieron en el surrealismo una herramienta para explorar la realidad a través de nuevos enfoques. En lugar de limitarse a la descripción objetiva del mundo, los surrealistas querían acceder a niveles más profundos de la experiencia humana, expresando lo irracional, lo inconsciente y lo maravilloso.
Mieses Burgos no fue ajeno a esta influencia. Aunque su obra tiene características propias que la distinguen de otros autores surrealistas, es evidente la incorporación de técnicas y principios del movimiento en sus poemas. Lo particular en su caso es la manera en que adapta el surrealismo a la idiosincrasia dominicana, fusionando elementos locales con el lenguaje poético de lo onírico y lo irracional.
La lógica de los sueños en su obra
Uno de los rasgos distintivos del surrealismo es su tendencia a romper con la linealidad y la lógica cotidiana, creando una atmósfera que evoca el mundo de los sueños. En la poesía de Franklin Mieses Burgos, este aspecto se manifiesta a través de imágenes que parecen desafiar las leyes naturales y el sentido común. Mieses Burgos juega con el tiempo y el espacio, generando una sensación de desorientación que transporta al lector a una realidad distinta.
En sus poemas, las estaciones, los colores y las emociones se mezclan de manera inesperada, evocando una realidad donde el «yo» lírico parece flotar en una dimensión entre el sueño y la vigilia. Esta ruptura con la lógica tradicional permite a Mieses Burgos explorar lo que el surrealismo propugna: una forma más profunda de acercarse a la verdad, no a través de la razón, sino de la intuición y el sentimiento.
El interés por lo irracional y lo subconsciente es otro de los pilares del surrealismo, y en la obra de Mieses Burgos, este interés se manifiesta en la introspección y la búsqueda de lo que yace más allá de la percepción consciente. En sus versos, hay una constante búsqueda de lo oculto, lo que no puede ser visto a simple vista, pero es esencial para comprender la experiencia humana.
A menudo la poética de Mieses Burgos revela una preocupación por los deseos reprimidos y las emociones no expresadas. A través de imágenes sugerentes y metáforas sorprendentes, capta el pulso de las emociones más profundas, aquellas que a menudo se esconden bajo la superficie de la conciencia. En su poesía, los miedos y los deseos se entrelazan, creando un paisaje psicológico donde lo irracional es parte de la naturaleza humana.
La rebelión contra lo convencional
El surrealismo, en su esencia, es una rebelión contra las convenciones establecidas. En el contexto de la poesía de Mieses Burgos, esta rebelión se manifiesta en una libertad formal que desafía las normas de la poesía tradicional. Sus poemas no siguen las estructuras rígidas del verso clásico; más bien, fluyen con una espontaneidad que refleja la influencia de la escritura automática surrealista.
Esta libertad formal es particularmente evidente en su uso del verso libre y la disposición no convencional de los versos. Mieses Burgos juega con el espacio en blanco, permitiendo que las palabras respiren y se organicen de manera que refuercen su significado simbólico. Su poética se convierte en un espacio donde lo real y lo imaginario se entrelazan, desafiando las fronteras entre la razón y el sueño.
Por Nicolás Mateo
lonimaca@hotmail.com
El autor es escritor y periodista.