El mundo amaneció hoy con gran frustración por el pírrico acuerdo entre Donald Trump y Vladimir Putin que no alcanzó para un cese de hostilidades en la guerra entre Rusia y Ucrania, y horrorizado por el reinicio de intensos bombardeos sobre la Franja de Gaza que marcaron una intempestiva ruptura del alto al fuego por Israel.
En conversación telefónica, los presidentes estadounidense y ruso acordaron que Moscú detenga solo por 30 días los ataques sobre instalaciones energéticas ucranianas, pero en sentido general la guerra proseguirá su curso de destrucción y muerte.
La Casa Blanca y el Kremlin apenas convinieron en intentar “una posible pausa gradual” del conflicto que lleva tres años, lo que tendría que derivarse de otra ronda de negociaciones que se iniciaría inmediatamente en Oriente Medio, situación que deja en condiciones difíciles a Ucrania y a la Unión Europea.
Ayer mismo cuando Trump y Putin vertieron un balde de agua sobre los anhelos globales de que ese diálogo produjera un cese al fuego entre Kiev y Moscú, el ejército israelí produjo intensos bombardeos sobre la Franja de Gaza que causaron al menos 400 muertos y 600 heridos, la mayoría mujeres y niños.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, proclamó que “a partir de ahora, Israel actuará contra Hamás con creciente fuerza militar”, en tanto que el ministro de Defensa, Israel Katz, advirtió que si Hamás no libera de inmediato a todos los rehenes, “se abrirán las puertas del infierno…”.
El ritmo de letalidad de los nuevos ataques se asemeja más a los días posteriores a la incursión terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023, cuando en una semana, el ejército israelí lanzó 6,000 bombas de cuatro mil toneladas, casi la misma cantidad que la aviación estadounidense arrojó sobre Afganistán en un año.
El fin de la invasión rusa a Ucrania, conforme al evangelio de Trump, estaría supeditado a la distribución de “activos territoriales” que Kiev entregaría al Kremlin sin ofrecer seguridades de que Estados Unidos protegería la integridad de Ucrania o que Rusia no sería hostigada por Occidente a través de la OTAN.
La conversación entre Putin y Trump devino en infecundo diálogo del que solo se obtuvo promesa de no bombardear instalaciones energéticas, mientras prosigue la guerra que ha causado más de un millón de victimas entre muertos y heridos, y se reedita un infierno en Gaza, donde han muerto más de 45 mil gazatíes. Sobran las razones para la frustración y el horror.