Editorial

Fuerzas Armadas

Fuerzas Armadas

La Constitución de la República establece  con meridiana claridad que las Fuerzas Armadas son “esencialmente obedientes al poder civil, apartidistas, y no tienen facultad, en ningún caso, para deliberar”, por lo que la sola mención de una posibilidad de que los institutos armados se involucren en la campaña electoral constituye un  inaceptable desafío a la Carta Magna.

No afloran evidencias ni pruebas fehacientes que sustenten denuncias sobre intervención de militares en  favor o en contra de candidatos y partidos intervinientes  en el proceso comicial, pero  sería pertinente que  el Comandante en jefe de  esas instituciones armadas despeje hasta la más mínima duda al respecto.

El Texto Sustantivo en su artículo 252  enumera  el rol de las Fuerzas Armadas, entre el que resalta la defensa  de su independencia  y soberanía pero, sabiamente, el constituyente las involucró en la promoción del desarrollo  social y económico del país, para sacar provecho de sus potencialidades.

Los militares que  sirven de  custodios a funcionarios  del Estado deben estar conscientes de que su papel se limita a proveer seguridad o asistencia y nunca involucrarse en actividades partidarias, pues sería una flagrante violación a la Constitución y, por tanto, una acción punible desde el ámbito penal.

Sobre las Fuerzas Armadas recae la mayor responsabilidad de  garantizar, desde el punto de vista material, elecciones libres, concurridas y transparentes, en razón de que  sus miembros integran la Policía Electoral y de que  han sido  encargados de la distribución de los materiales  a usar en los colegios electorales.

Partidos y candidatos  están compelidos a excluir de su agenda de debates  a los institutos castrenses a menos que la mención no sea para  incrementar  su eficiencia operativa y la calidad de vida de sus miembros, o que de verdad se posean  evidencias de que  militares incursionan en actividades políticas.

Los mandos militares están compelidos a  sustentar con  el ejemplo el oportuno comunicado en  el que  reiteraron  la condición de apoliticidad de sus instituciones y ofrecieron garantías de que no serán deliberantes en el actual proceso electoral.

La sociedad dominicana confía en la honorabilidad de sus Fuerzas Armadas, su vocación  de servicio, su elevada conciencia cívica y patriótica y su determinada resolución a cumplir cabalmente  con  la Constitución, en el entendido  de que nunca su comandante en jefe les pediría que  la violara o que se  apartaran de su  sagrada misión de defender la independencia y la soberanía nacional.                 

El Nacional

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