Hace miles de años a los griegos se les ocurrió inventar la democracia. Ese invento rompió con el sistema imperante en el que el poder se legitimaba por los dioses, por herencia, por la fuerza y por la riqueza. El concepto de que los ciudadanos son sometidos a la misma ley y esa ley tiene que ser obedecida por todos, discutida y aprobada por los hombres, se convirtió en el principio fundamental del sistema democrático.
La elección de los funcionarios que fuesen a desempeñar los puestos públicos se hacía a manera de sorteo con la obligación de aceptar y cumplir así con el deber de ciudadano. Ése sorteo es lo que probablemente diera origen a los procesos electorales de las democracias de hoy para elegir a los funcionarios de la nación.
En todo el camino recorrido, desde los griegos hasta nuestros días, el sistema democrático aún no ha podido convertirse en la norma que regule la conducta de las naciones y de los ciudadanos.
El principio de la isonomía, la misma ley para todos, ha encontrado adversarios en las naciones y en los individuos porque éste sistema tiene implícito la competencia y en esa competencia aflora la naturaleza imperfecta de los seres humanos y los conflictos que se presentan cuando esos mismos seres humanos tienen que convivir en sociedad.
Muchas naciones han visto truncados sus deseos de vivir en democracia cuando en la competencia electoral el perdedor no acepta los resultados y quebranta la libre elección de los ciudadanos para alzarse con el poder “a las malas” acompañando y apoyado por una parte de los ciudadanos que tampoco aceptan el veredicto de los jueces electorales.
En otros casos, el ganador se convierte en el “jefe” haciendo caso omiso a las leyes que precisamente le otorgaron el poder y también “a las malas” se impone con el apoyo de una parte de los ciudadanos. La práctica democrática debe contar con instituciones sólidas y representativas que hagan posible su ejercicio en la convivencia social.
En la actualidad Venezuela es un buen ejemplo. Sin ninguna duda que el país venezolano ha cumplido con el requisito democrático. La celebración de elecciones para elegir a su gobierno. En el camino, con una situación de deterioro económico, político y social, la oposición política venezolana intenta por todos los medios institucionales aplicar las leyes escritas en su Constitución.