Articulistas

Gatos en debate

Gatos en debate

Ernesto Guerero

Donald Trump ha perdido el debate frente a Kamala Harris, y uno de los temas que ha captado la atención en las redes sociales es su polémica acusación de que los inmigrantes haitianos comen gatos. Esta desafortunada afirmación no solo pone en riesgo la reputación de todos los inmigrantes, sino que también podría afectar su seguridad, especialmente para aquellos que viven en Ohio.

En la comunidad dominicana,desde hace tiempo circula el mito de que los haitianos comen gatos o los usan en rituales de vudú. Springfield, una ciudad de Ohio con 60,000 habitantes mayoritariamente blancos y retirados, ha visto llegar a 20,000 haitianos bajo el estatus de refugiados.

Aunque la economía local ha mejorado, esto ha desatado una ola de racismo y xenofobia hacia los recién llegados con marchas y símbolos nazis.

La situación se agravó cuando algunos residentes de Springfield, en un acto de xenofobia, en las redes sociales acusaron a sus vecinos haitianos de haber comido a sus gatos desaparecidos, apoyándose en la retórica inflamatoria de Trump.

En respuesta, varios republicanos han empezado a usar eslóganes como “Come menos gato, vota republicano”, generando aún más tensión.

A pesar de las protestas y denuncias de organizaciones de inmigrantes y del gobierno haitiano, el acoso ha continuado, y para muchos seguidores de Trump, los inmigrantes (incluidos los dominicanos) son vistos como quienes se comen a las mascotas.

Además, durante la campaña, surgió la afirmación de que las mujeres sin hijos y solo con gatos llevan una vida miserable. Este comentario provocó que figuras como Taylor Swift, con sus 300 millones de seguidores, instaran a votar por Kamala Harris.

Este estigma hacia los gatos recuerda a la Edad Media, cuando las mujeres con gatos eran acusadas de brujería y los felinos sobre todo de color negro eran demonizados. Irónicamente, la peste se propagaba a través de las pulgas de las ratas, no de los gatos.

En lo personal, recientemente me regalaron un gato. Después de gastar en vacunas y desparasitaciones, el felino desapareció de la casa. Un mes después, descubrimos en las cámaras de seguridad que el gato regresaba por la noche a robar comida.

Los gatos, con su actitud arrogante, se creen dioses y, por sus siete vidas, podrían incluso provocar la derrota de Trump en las próximas elecciones.