Los dominicanos festejan hoy el 178 aniversario de la Independencia Nacional, sublime efeméride que encarna el sacrificio, pasión, amor, valor y honor de una pléyade de hombres y mujeres que asumieron en sí y para sí el anhelo redentor de Juan Pablo Duarte de una patria libre y soberana.
Para entender la trascendencia histórica de la gesta independentista, es menester referir que el Santo Domingo Español ocupado por Haití durante veintidós años era una sociedad marcada por una economía de subsistencia, con menos de 200 mil habitantes, cuyo núcleo urbano se limitaba a la zona colonial.
Un Duarte joven, con apenas 25 años, que ya había abrevado en textos jurídicos y experiencias democráticas en Europa, fundó en 1838 la Sociedad Secreta La Trinitaria, una de las entidades políticas más novedosas de América, cuyo propósito fue el de decretar la separación de Haití y crear un Estado libre, soberano e independiente.
Figuras con las extraordinarias condiciones políticas y humanísticas de Duarte suelen surgir en sociedades con mayor desarrollo económico y social que la que acumulaba el Santo Domingo de mediados del siglo XIX, por lo que puede decirse que el Padre de la Patria fue una figura histórica de excepción.
Dotado de un liderazgo preclaro, visionario, el patricio logró aglutinar lo mejor de la juventud de la sociedad de entonces en la empresa separatista e independentista, además de diseñar estrategias políticas que lograron impactar en la población y el propio seno del liderazgo haitiano.
El trabucazo disparado por Matías Ramón Mella ante la Puerta de la Misericordia, un día como hoy, para proclamar el nacimiento del Estado nacional, fue también una expresión del pensamiento duartiano en el que no hubo cabida a vacilaciones ni traiciones.
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Hay razones históricas más que suficientes para colmar los corazones de buenos y verdaderos dominicanos de prístino orgullo patrio y de inconmensurable gratitud hacia el padre de la nacionalidad y todos los patriotas que participaron en la empresa redentora.
Hoy es un buen día para que el gentilicio dominicano reitere solemne compromiso de defender, preservar y consolidar los inalienables principios de soberanía territorial, independencia política y derecho a la autodeterminación. ¡Viva la República Dominicana! ¡Loor a Duarte y a los trinitarios!