La Revolución de Abril de 1965 fue consecuencia del cruento golpe de Estado contra el Gobierno constitucional y democrático del profesor Juan Bosch, el 25 de septiembre de 1963, por lo que ese episodio histórico se erige como la más alta expresión de dignidad y resolución de un pueblo por rescatar el espacio de libertades públicas conculcado por élites políticas y económicas negadas a reabrir compuertas a la democracia.
Ese estallido insurreccional que depuso al régimen de facto del Triunvirato y que culminó en una guerra patria ha servido de lección histórica para que nunca más se intente malograr el sistema jurídico y político de derecho que los dominicanos escogieron libremente tras la decapitación de la tiranía.
Aunque no fue posible alcanzar el objetivo mayor de ese movimiento cívico militar, de reponer al Gobierno constitucional de Bosch, quedó tinto en sangre en los pergaminos de la historia nacional el irrenunciable principio y obligación del pueblo dominicano de luchar contra toda forma de opresión y barbarie.
Esa aventura cuartelaria que frustró el primer experimento democrático después de 31 años de dictadura fue también causa primigenia de la división de las Fuerzas Armadas, de la segunda invasión militar de Estados Unidos y de un saldo de miles de muertos durante el conflicto bélico.
Washington impuso en Santo Domingo su diplomacia de cañoneras con el envío cuatro días después de estallar la revuelta de abril de 42 mil marines que impidieron a sangre y fuego el retorno de la constitucionalidad, sin poder doblegar el espíritu de un pueblo decidido a combatir por la libertad.
Más de una década después, la sociedad dominicana sangró profusamente por las heridas de abril, con el recrudecimiento de la represión política, pero tras la crisis electoral de 1978 y posterior amnistía en favor de presos políticos y exiliados, la República reencauzó, aun a paso lento, su gran marcha hacia la conquista de la democracia plena.
La Revolución de Abril constituye el gran referente histórico que recuerda a presentes y futuras generaciones que el régimen de libertades públicas que aun con defectos seculares hoy se disfruta, ha sido el fruto de muchas vidas ofrecidas en martirologio por buenos y verdaderos dominicanos.
Al cumplirse 47 años de la Gesta de Abril, una patria agradecida honra hoy a los héroes y mártires de ese episodio histórico y formula votos por la reconciliación definitiva de la sociedad dominicana en el sagrado propósito de defender y preservar la democracia, las libertades públicas y los derechos humanos.

