Editorial

¡Gloria a Dios!

¡Gloria a Dios!

Aunque se postula que la celebración del nacimiento del niño Dios el 25 de diciembre es una derivación de la fiesta romana del dios Sol en el solsticio de invierno, adaptada por la iglesia Católica como forma de convertir al cristianismo a los paganos, un siglo antes ya se tenía esa fecha como la del alumbramiento del hijo del hombre del vientre inmaculado de María.

Desde el 354, cuando el Papa Liberio decreta ese día como el del nacimiento de Jesús, el pueblo cristiano como su más sagrada efeméride “porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo unigénito para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3-16)
Es la Natividad del Señor una celebración hermosa, pletórica de amor, solidaridad, esperanza, compasión, perdón y redención, por lo que con razón se dice que la de hoy es una noche mágica, cuando desde el cielo se proclama “¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz entre los hombres en quienes él se complace”! (Lucas 2-14).

Tan excelsa festividad debería ser aprovechada por gobernantes y gobernados para abrevar en el manantial de la sabiduría, humildad, justicia, unidad y sacrificio, atributos imprescindibles para poder alcanzar el ideal de una sociedad justa sin oprimidos ni opresores, que jamás debería abordarse como quimera, como tampoco lo ha sido utopía la crucifixión de Jesús para redimir al hombre.

Dichosos aquellos que se congregan hoy en familia para recibir la buena nueva de La Natividad, aun sea en la pobreza del pesebre, porque la tierra y los cielos se construyen desde la fortaleza del núcleo familiar y ningún conglomerado humano alcanzará el rango de nación digna sin que su gente construya primero esa institución sustento de todas las instituciones humanas.

El pueblo dominicano ha de celebrar hoy la festividad de Nochebuena y mañana el nacimiento del hijo de Dios con proverbial humildad e inusitada alegría, en la seguridad de que el Altísimo iluminará los caminos que conducen al anhelado puerto de justicia, prosperidad, seguridad y dignidad.

Para poder disfrutar de la Natividad de Jesús se requiere que todos los ciudadanos se empoderen hoy y quiera Dios que por siempre de debida moderación, sin ningún tipo de exceso que no sea el de servir y brindar amor a los demás hasta que duela, porque sólo así se celebraría con entusiasmo y fervor una efeméride tan sublime y redentora.

El Nacional se asocia hoy al júbilo de la grey cristiana por la festividad del nacimiento de Jesús y aprovecha la ocasión para desear a todos los dominicanos y visitantes una venturosa Nochebuena y muy feliz Navidad, junto a sus familiares y relacionados.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación