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Gobierno y redes sociales

Gobierno y redes sociales

José Antonio Torres

El uso de las redes sociales ha crecido desmesuradamente en la última década. Lo que fue en un inicio utilizado con fines de relacionamiento social, allá por 2003 con el lanzamiento de MySpace y el boom de Facebook en 2004, y más tarde con la aparición de Twitter, tiene hoy un uso informativo con alta valoración en la sociedad, dependiendo siempre del nivel de credibilidad.

Todos los ámbitos, públicos y privados. en distinta medida han desarrollado una presencia fuerte en las redes sociales donde van logrando cada día más exposición y relacionamiento con público en general.

Sin embargo, en el caso de los estamentos oficiales, especialmente de los gobiernos centrales, hay que evitar sobre toda las cosas caer en un uso abusivo de estas herramientas que nos proporciona la tecnología, ya que en poco tiempo los efectos pueden revertirse en contra.

Tengan de ejemplo el caso de Donald Trump. Amado por muchos nacionalistas, por haber logrado desarrollar la agenda que prometiera a sus bases, el presidente número 44 de los Estados Unidos marcó una apertura comunicacional nunca antes vista, la cual apoyó en el uso de las redes sociales, especialmente Twitter.

Como bien dice la Biblia: “en las muchas palabras no falta el pecado”, de modo que el que mucho habla, mucho yerra. Donald Trump apoyó tanto su gobierno en las redes, que estas mismas se vieron en un momento con más poder que el mismo hombre más poderoso del mundo.

Las minorías encontraron un punto de convergencia y el narcisismo que suele provocar la dependencia a la exposición mediática por medio de las redes sociales, llevó a que se creara un gran odio en contra de Trump y su campaña reeleccionista.

De ahí que los funcionarios del Gobierno deben advertir a sus community managers (personal que administra cuentas en línea) de posibles efectos negativos que provoca la sobre exposición.

El Gobierno de Luis Abinader, no se queda atrás en el uso de las redes sociales, pero hay que advertir a los funcionarios que aún tienen un largo camino por recorrer, por lo que no deben abusar de ese recurso en su intento por conectar con la población.