Carta de los Lectores

Gobiernos cuestionados

Gobiernos cuestionados

De tal manera ha crecido el latrocinio en este país, que de no ponerle coto ahora, llegaríamos al récord mundial del despreciable oficio de coger lo ajeno. Unos 50 años atrás, un dominicano sentía más vergüenza con su comunidad por haber cogido lo ajeno que por caer preso.

La familia sufría cruelmente por tenerlo en su seno y los amigos cancelaban su amistad. Algunos políticos pocos honrados incidieron y estimularon aquella sucia ocupación que atrajo nuevos ingresantes y que intentan honrar ese despreciable oficio.

Aunque el argot político y legal sustituye la palabra ladrón por nombres menos crudos, todavía hay un grueso de la población que al que coge lo ajeno le dice ladrón.

En Estados Unidos, el Dr. Fernández fue atacado verbalmente y acosado por aquel vocablo. En administración se estila que las faltas de los subalternos se le pegan al ejecutivo.

Al término del cuatrienio 1978/82, don Antonio Guzmán prefirió matarse ante que enfrentar la vergüenza que sufría por algunos desconsiderados de su entorno que cogieron lo ajeno.

El Dr. Jorge Blanco finalizó su gobierno prisionero del odio y la conducta maquiavélica del Dr. Balaguer, tras una acción judicial por corrupción, cuyo dictamen salió del Dr. Severino, juez tan severo como respetado de la época, cuando los resultados de un juicio dependían de la intima convicción del juzgador.

Llegando al ocaso de su poder y de su vida, Balaguer confesó que esa fue una jugada política contra Jorge Blanco; que la corrupción se detenía a la puerta de su despacho y que su gobierno había parido más de 300 millonarios. Más de 300 que metieron la mano honda y repetida.

El Gobierno del Dr. Fernández dejó algunos multimillonarios, unos que eran ricos y otros que de llegar en chancleta salieron más que millonarios; uno con tanta fortuna que fue sometido a la justicia, pero salvado por el juez Moscoso Segarra, quien evacuó un “No ha Lugar” en su favor, cuya decisión indignó a media Rep. Dominicana.

Acusado de corrupción, Félix Bautista se postuló y ganó una curul de senador de la República, rol que ostenta todavía. Como ese, hay otros congresistas de semejante conducta que afectan la transparencia institucional.

Un caso ruidoso del gobierno de Fernández fue el Peme, que consistía en pagarle dinero al tigueraje y asociados para no pegarles. Otro mimado de ese gobierno fue Víctor Díaz R. quien robusteció su fortuna y formó parte activa del grupo acusado por el caso Odebrecht. En definitiva, cada exgobernante conserva su sombra.

Lic. Santiago Martínez

El Nacional

La Voz de Todos