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Haití e ingratitud

Haití e ingratitud

Hugo Ysalguez

Los haitianos tienen una enraizada vocación por la ingratitud, y su historia política es una evidencia que retrata una costumbre incorregible de no agradecer a los países que le extienden su solidaridad y ayuda en los momentos difíciles que le ha tocado vivir a nuestros vecinos, cuando fenómenos naturales han afectado gravemente a la nación más pobre del hemisferio occidental.

La República Dominicana está en los primeros lugares cuando se trata de acudir en auxilio y socorro de los haitianos, a raíz de la ocurrencia de ciclones y terremotos que han sacudido Haití, brindándole todas clases de ayuda, principalmente alimentos en abundancia para paliar el hambre y otras necesidades, dejadas como secuela de los desastres de los fenómenos atmosféricos y de la mala dirección de lo que una vez fue el Estado haitiano, colapsado hace varios lustros.

E incluso los dominicanos pagamos impuestos para atender a varios millones de haitianos que requieren de medicinas de alto costo y a las parturientas que han convertido nuestro territorio en paritorio de hijos de ilegales que desbordan la población existente en el país, hasta poner en peligro nuestra identidad y soberanía.

Los foros internacionales han sido aprovechados por el presidente Luis Abinader, para solicitar a potencias extranjeras su cooperación para resolver la crisis que padece Haití, y que provoca que sus habitantes penetren a nuestro terruño en busca de trabajo para sobrevivir, cuando los criollos no pueden acceder a un empleo digno, pues el alto índice de desempleo afecta al país.

En una cumbre de presidentes latinoamericanos, promovida por el primer mandatario norteamericano, Joe Biden, se trató de sorprender al gobernante dominicano, presentándole un documento, cuyo contenido era un pacto migratorio para albergar refugiados, un nombre eufemístico, para bautizar a los inmigrantes ilegales, un convenio que no fue firmado por la República Dominicana ni por Bolivia, ambas naciones defendieron su derecho soberano de decidir sobre lo que establecen las leyes y la Constitución en torno a las migraciones.