FORT MYERS, Florida, EE.UU, Mlb.com.- El dominicano Hanley Ramírez se presentó a los entrenamientos de primavera vistiendo un homenaje para uno de sus mejores amigos.
El toletero tenía puesta una camisa que decía «Big Papi’s walkoffs», en honor a su compatriota y ex compañero de equipo, David Ortiz. Por más doloroso que pueda ser para Ramírez decirlo, le aconsejó a todo el mundo que no se ponga a esperar un regreso del legendario bateador, quien se retiró al terminar la temporada 2016.
«Yo no creo que sea algo que vaya a suceder, así que tienes que lidiar con ello. David no regresará», dijo Ramírez. «Está en su casa con su familia, ¿OK? ¿OK? ¿Entendieron eso, fanáticos de los Medias Rojas? Vamos a tener que lograrlo nosotros».
Y cuando Ramírez dijo «lograrlo», hablaba en serio.
¿Expectativas?
«Ganar la Serie Mundial», dijo Ramírez. «Llegamos a la primera ronda el año pasado y no fue suficiente. Tenemos que completar el trabajo».
El trabajo de Ramírez será reemplazar a Ortiz como bateador designado de Boston, al menos contra los derechos. El manager John Farrell rotará a otros jugadores en ese puesto cuando el abridor sea zurdo, en cuyo caso Ramírez jugará en la primera.
¿Qué le dijo Ortiz sobre la vida como designado?
«Me dijo que algunos días te vas a volver loco, porque lo único que puedes hacer es batear y que cuando las cosas no están saliendo bien, ¿qué puedes hacer?», reveló Ramírez. «Simplemente tienes que tratar de no pensar en lo que está pasando hasta tu próximo turno. Honestamente, me dijo que al principio será un poquito duro, porque cuando puedes jugar defensa, puedes ayudar al equipo de dos maneras. Pero de designado, es básicamente la ofensiva.
«Tengo que encontrar la forma de separar lo que pasa entre esos turnos y aupar desde el dugout».
Junto a Mookie Betts, Ramírez es el jugador más capacitado para reemplazar los números de Ortiz. Pero él no va a pretender que pueda hacer todo lo que hizo Ortiz durante sus 14 años en Boston.
«Yo no puedo saltar tan alto», dijo Ramírez. «Pero lo bueno es que voy a tratar de hacerlo. Si quieres seguir el ejemplo de alguien, él es el indicado. Lo que ha sido capaz de hacer, en el terreno con sus compañeros, en la ciudad, en cada lugar donde ha estado; uno quiere seguir ese ejemplo».
Lo que ha madurado Ramírez durante los últimos dos años es digno de admirar. Sonríe constantemente y da el ejemplo con su ética de trabajo. No era el tipo de cosas que se escuchaban cuando estaba con los Marlins y los Dodgers.
Estar junto a Ortiz todos los días durante dos temporadas tuvo algo que ver con esa transformación. A petición de Ortiz, Ramírez se apoderó de su viejo casillero durante los entrenamientos de primavera.
«Su legado, la forma en que jugaba este juego, su manera de enseñarles a quienes le rodeaban, cómo trataba de tener contento a todo el mundo; David era increíble», dijo Ramírez. «Si había tenido un mal día, no le iba dejar saber a nadie. No sabías si había tenido un mal día. Siempre tenía un buen día».
En cuanto a Ramírez, la temporada pasada fue la mejor para él en varios años cuando se toman en cuenta factores como la salud y la producción. En 147 juegos, bateó .286/.361/.505 con 30 jonrones y 111 empujadas. El cuadrangular de oro de tres carreras ante Dellin Betances y los Yankees el 15 de septiembre fue un momento clave para el club, que empezó así una cadena de 11 victorias.
Y todo eso sucedió después de un arranque bastante modesto. Pero al final de la campaña, Ramírez fue una bujía día tras día.
«No sé qué fue lo que pasó. ¿Será que mis músculos se soltaron? Es el tipo de jugador que soy, de la segunda mitad», dijo Ramírez. «A mí siempre me ha gustado eso, no sé por qué. Yo no me rindo; sigo luchando hasta el final. Pero con suerte este año podré estar encendido todo el año, desde el comienzo hasta la Serie Mundial».
Y, la verdad sea dicha, ésa sería la mejor forma de mantener el legado de Ortiz.