El tipo de cambio es el que determina la armonía que debe prevalecer entre exportación e importación de bienes, materias primas y servicios, en razón de que el primero aspira a una mejor valorización de la divisa que genera y el segundo a la res iliencia del peso frente a monedas fuertes.
El nivel de inflación o del Índice General de Precios, no solo lo determina la relación entre escasez o excesiva demanda, sino también en el valor de la divisa con la que se adquieren materias primas o productos terminados.
Precios del petróleo, gas natural, carbón mineral, fertilizantes, insumos agrícolas o pecuarios están inflados por causas derivadas de la guerra entre Rusia y Ucrania, restricciones a exportaciones por países productores y otros extravíos en el comercio internacional.
El precio del dólar se situó en RD$54.41 para la compra y RD$55.75 para la venta, en tanto que el euro estuvo en RD$57.09 la compra y RD$57.80 la venta, sin que importadores se quejen por excesiva alza o exportadores por una sustancial baja.
Avezados economistas afirman que cuando el PIB dominicano crece también suben las importaciones en valor y volumen, por tanto se acentúa el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, es decir la relación negativa entre las divisas que ingresan y salen de la economía.
Si el cuadro descrito no se correspondiera con la realidad, los precios al consumidor de materias primas y productos terminados fueran aún más elevados porque el dólar expresara mayor fortaleza ante el peso, en virtud de la ley de demanda y oferta de esa moneda.
Los ingresos en divisas por exportaciones, turismo, zonas francas, remesas y otras fuentes superarían este año los 30 mil millones de dólares, lo que sumado a los US$14 mil millones en reservas del Banco Central, auguran que la relación de apreciación entre peso y dólar se mantendría relativamente estable en un escenario que parece no enojar a importadores ni exportadores.
El sector externo, generador de inflación, también provee divisas para prevenir convulsiones económicas y sociales, aunque gobierno y autoridades monetarias deberían poner atención a las alzas del tipo de interés dispuesto por la Reserva Federal de Estados Unidos, que es harina de otro costal.