Editorial

Honor y valor

Honor y valor

El destituido embajador de Haití, Daniel Supplice, en una carta que envió al presidente Michel Martelly ha tenido el valor y la entereza de desnudar una historia de infamia contra República Dominicana que ha tejido el Gobierno haitiano.

Durante su gestión de apenas 92 días como jefe de misión en Santo Domingo, el doctor Supplice, remitió varias misivas al mandatario haitiano en las que aconsejaba cambio de rumbo en la agresiva política de denuestos contra sus vecinos, sin recibir ningún tipo de respuesta.

El embajador haitiano fue cancelado por atreverse a decir que las autoridades haitianas no cumplieron con el compromiso de proveer de documentación de identidad a miles de haitianos que por esa razón no lograron inscribirse en el Plan Nacional de Regularización Migratoria.

En su carta a Martelly, Supplice afirma que “con calma, sabiduría y perspicacia se resuelven los problemas entre Estado”, y que la gestión de las relaciones entre Haití y República Dominicana requiere de una actitud “racional, razonable donde no caben el amateurismo ni la improvisación”.

Desde la declaración de independencia, hace 211 años, Haití no ha tenido éxito en reducir las diferencias socioeconómicas “ni ha podido entregarles a sus ciudadanos un acta de nacimiento que pruebe que existen”. Es esa una admisión, valiente, honesta y sincera.

La comunidad internacional debería escuchar lo que dice ese relevante académico, político haitiano, de que cada día “miles y miles de nuestros hermanos y hermanas siguen cruzando la frontera por debajo de la alambrada en busca de bienestar.”

Hay que disponer de un gran corazón para admitir que decenas de parturientas haitianas paren cada día sus hijos en hospitales dominicanos, que casi 45 mil jóvenes cursan estudios en sus universidades y que niños y niñas cruzan la frontera para recibir docencia en escuelas y liceos y retornar por las tarde a su hogares.

La carta de Supplice, un haitiano con mucho honor, valor y patriotismo, se erige como un histórico documento de descargo a la República Dominicana, que ha sido objeto de una campaña de infamia y mentira por un gobierno irresponsable y temerario como el que encabeza el señor Martelly.

El Nacional

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